Por Carolina Pérez Plaza de los Reyes.

Ingeniera Comercial/Coach PNL

¿Te has dado cuenta de cuantas veces miras, pero realmente no ves? Así es, solemos fijar nuestra mirada en algo de lo cual realmente no estamos poniendo atención. Hoy te invito hacer una pausa y mirar con intención para realmente ver.

¿Cómo hacerlo? Cuando mires date el tiempo y considera que en ello inciden los siguientes factores: Atención selectiva: esto hace que solo percibamos lo que consideramos importante en un momento dado. Es útil para no sobrecargarnos, pero también nos hace pasar por alto detalles significativos.

 Exceso de confianza y automatización: se da cuando creemos que ya conocemos algo y dejamos de prestarle atención. Aquí, el cerebro optimiza recursos y filtra información que considera irrelevante.

 Prejuicios y expectativas: muchas veces vemos lo que queremos ver o lo que esperamos ver, en lugar de lo que realmente está ahí.

Sobrecarga de información: hoy en día, estamos expuestos a demasiados estímulos. Para no saturarnos, el cerebro filtra información sin que seamos conscientes de ello.

Rutina y hábito: la familiaridad con un entorno hace que dejemos de notar cosas nuevas o diferentes. Lo que antes nos sorprendía, con el tiempo se vuelve invisible. A menudo los ajustes más pequeños pueden tener un mayor impacto en tu vida, calibremos el proceso de evaluar habilidades reales como las percibidas. 

Recuerda! Todos nos equivocamos, y es imposible evitarlo, la diferencia entre tú y la persona típica es que no debes permitir que tus equivocaciones te definan.  La forma en que respondes ante tus fallos dice mucho de ti mismo.   Al ir almacenando errores nuestra memoria puede afectar al cerebro de distintas maneras, causando aumento del estrés, ansiedad, desgaste mental y/o parálisis por análisis.

De esta manera, no es tanto el fallo o error en sí lo que afecta, sino cómo lo procesamos. Si somos capaces de usarlo para aprender, nuestro cerebro se fortalecerá, sin embargo si acumulamos fallos y no resolvemos y generaremos bloqueos. Mirar y ver te hará cambiar la perspectiva, fallar menos y arriesgarte más.