Por: Elizabeth Salazar T.
La película del director Yorgos Lanthimos, es impresionante, sí de principio a fin. Lo primero que nos muestra es un corazón palpitante durante una operación, esa imagen para adentrarnos a su thriller psicológico que lo mantendrá expectante, tiene momentos en que uno se tapa la cara y no quiere dar crédito a lo que está viendo.
La historia nos muestra a una familia tradicional, que vive en una bella casa y tiene una vida tranquila. Steven (Colin Farrell), es un eminente cirujano cardiológico, casado con Anna (Nicole Kidman), quien es oftalmóloga. Ellos llevan una vida familiar feliz y sana junto a sus dos hijos. Steven entabla amistad con Martin (Barry Keoghan), un adolescente de dieciséis años sin padre y a quien ha tomado bajo su protección. Hasta ahí todo bien, pero un hecho comienza a afectar a la familia y a partir de ahí todo cambia, Steven debe tomar una difícil decisión.
Una de las mejores cosas que tiene esta película es la forma en que nos va presentando la trama, al final nos vamos dando cuenta que todo tenía un sentido, el director nos va mostrando de a poco, partes de la trama, para que al final hilvanemos todo y logremos darle algo de sentido.
Uno de los mejores aspectos de esta cinta es su música que logra ser un buen acompañamiento y dar un mayor dramatismo cuando así lo amerita. La fotografía es también un factor a destacar, bellamente realizada.
En el caso de su reparto cuenta con grandes actores, Kidman una vez más mostrándonos la gran actriz que es, Farrell cumple con su rol, es creíble, pero a quien destacó es Barry Keoghan, la gestualidad de su personaje totalmente desquiciado, para mi gusto es el mejor.
No es una película apta para todo público, si no le agrada ver sangre o presenciar situaciones extremas, lo pasará mal. Es un buen film, si gusta del suspenso, la expectación y que lo sorprendan, la disfrutará.
Director: Yorgos Lanthimos (“La langosta” y “Alps: los suplantadores”)
Duración: 121 Minutos
Estreno: 29 de marzo
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