Cómo dialogar en el Chile de hoy

Cómo dialogar en el Chile de hoy

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Por: Carmina Asunción Gillmore.

Mediadora,  Académica del Instituto de Ciencias de a Familia/ Universidad de los Andes

El escenario país de las últimas cinco semanas nos ha mostrado un espiral de circunstancias que no nos ha dejado indiferentes. Un vaivén de emociones nos ha circundado a medida que vamos viendo o leyendo, a través de los medios de comunicación o las redes sociales, distintas acciones de actores importantes de nuestro quehacer nacional. Esto, nos ha llevado a conversar, tener opiniones frente a lo que sucede, buscar en las historias propias los recuerdos y los sentimientos asociados a esos momentos, para poder construir hoy, una imagen frente a lo que ocurre y poder comprender lo que pasa desde la vereda en que cada uno se encuentre. Con el avanzar de los días, lo común ha sido escuchar sentires diversos, algunos parecidos a los propios y otros muy distintos, lo que es natural, pues todos somos diferentes.

Lo interesante de este momento histórico por el que Chile está atravesando – y varios países de la región – es que la manera de conversar que ha aparecido para poder tomar acuerdos relevantes, ya que se necesitan acuerdos para avanzar en los momentos de crisis, es precisamente lo que ha hecho más pedregoso el camino. En algunos temas las conversaciones sociales, tanto familiares como profesionales, se han entrampado, y con ello, también las relaciones.

Cuando se conversa con otro con el que tengo que acercar posiciones de encuentro, es necesario poder escuchar, conocer lo que la persona piensa, por qué piensa de tal manera y desde dónde lo piensa. Toda la narrativa vendrá enmarcada desde su mundo de experiencias, y será eso lo que lo hace decir, lo que habla. Personalmente también se tendrán ideas y opiniones profundamente sembradas, porque se fundamentan con aseveraciones trabajadas desde la propia experiencia, que es lo que las hace ser tan firmes. Sin embargo, a veces olvidamos que las ideas del otro también traen la misma trayectoria de vivencia y son iguales de fuertes. De hecho, todas nuestras experiencias – historias, valores, normas, educación – son la base de lo que nos ha llevado a estar en el lugar en que nos encontramos hoy. Son sumamente importantes. Ellas nos dan el marco desde donde nos paramos y miramos la vida. Entonces, cada uno transita según los anteojos que traiga puestos, y con ellos, interpreta la realidad.

Conversación familiar

Las interpretaciones tienen la “trampa” de darle intención al otro según cómo resuena en mi interior lo que ese otro señala, es decir, interpreto la conducta del otro según como voy sintiendo cuando interactuamos. Esto es precisamente porque en el mundo de las percepciones aparecen los sentidos, y en esta “danza de las conversaciones” primero siento y luego hablo. Podemos agregarle también y en consecuencia hago, ya que la palabra lleva a la acción.

Efectivamente, el lenguaje crea realidades. Hoy sería bueno hacerse la pregunta: “¿Qué realidad queremos crear como sociedad?” Para ello, necesariamente tengo que saber que existen más y diversas opiniones a la mía, que yo soy con los otros, que no estamos solos, sino que estamos hechos para vivir en comunidad. Y para eso tenemos que conversar, tener diálogos colaborativos que unan, quitando los prejuicios principalmente porque no manejamos toda la información. Es fundamental tener curiosidad para saber por qué esa persona está hablando así, ahora, hoy; recordar siempre que los estados emocionales varían y que nos comportamos según el contexto e interacción en que nos encontremos. Esos contextos podrán o no conectar con temas importantes, pero que aún dolorosos o difíciles para algunos, se pueden abordar siempre desde una mirada nueva. Acá, es fundamental observar qué me pasa a mi frente a una conversación de contenido diferente y qué hago yo con ello. Ya que según eso, será la intensidad del motor de cambio y movilización hacia algún encuentro frente a las diferencias. A veces, muchas veces, se necesita de un tercero imparcial que guie la conversación difícil.

La nueva mirada siempre me la dará otro distinto de mí. Incluso, esta visión puede ser mucho más amplia y novedosa de lo que se imagina. Lo importante es preguntarse: “¿Estoy dispuesto a hacerlo?”; “¿Estoy dispuesto escuchar, conversar y aceptar que hay más de una visión de la realidad?”, ya que ese es el punto de partida y al comunicarnos inevitablemente nos afectamos.

Sin embargo, nosotros siempre hemos tenido confianza en las personas y en lo que ellas pueden hacer.

 

 

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