Bajo el concepto de upcycling o súper reciclaje y con el objetivo claro de disminuir la contaminación textil y aportar a quienes lo necesitan; Fundación Banco de ropa, Fundación Paternitas y TW eco-market convirtieron 10.000 jeans en cojines y ahora suman una segunda etapa al crear otros productos de decoración que serán vendidos en una conocida tienda del retail.

Al menos 39.000 toneladas de ropa al año son trasladadas, desde el puerto de Iquique, a vertederos informales en el Desierto de Atacama. Desecho textil que en su momento funcionaron como prendas a la venta en EE.UU. o Europa, pero que- al no ser vendidos- son trasladados a Chile. En este contexto, el proyecto Tejer Esperanza- colaboración circular entre Fundación Banco de ropa, Fundación Paternitas, TW eco-market y una conocida tienda del retail- nació de una problemática: una donación de 10.000 jeans con pequeñas fallas, es decir, prendas que no se podían vender ni utilizar.

¿Cómo aportar al medio ambiente y no seguir siendo espectadores del declive medioambiental?, fue lo que se preguntaron las organizaciones mencionadas. Según María Ignacia Moreno, Gerenta General de Fundación Banco de Ropa, buscaron la mejor opción para crear un círculo virtuoso donde no sólo contribuera al cambio climático, sino que también a quienes más lo necesitan. Por su lado, Pía Aspillaga- cofundadora de Tw eco-market- comenta que la decisión de realizar producto de decoración fue “desmarcarnos de la moda. Sentimos que reconvertirlos en otra prensa iba a ser más de lo mismo, un tanto forzado. Decidimos crear productos de decoración porque tienen una mayor duración, es decir, el periodo de utilización y el recambio de un cojín o una cesta es mucho más lento en comparación a la temporada que puede durar la ropa”.

Así comenzó, diferentes voluntarios descocieron los jeans, los convirtieron en ovillos y, en última instancia, las tejedoras de la Fundación Paternitas les dieron vida a cojines bajo el concepto de abrazar, contener, apoyarse. Mujeres en necesidad de trabajo, algunas con antecedes penales en busca de un nuevo futuro, otras dueñas de casa que, al mismo tiempo, comenzarán con su propio emprendimiento. “Nuestras tejedoras son mujeres resilientes, por un lado, con antecedentes penales que buscan una oportunidad laboral y volver a insertarse en nuestra sociedad y, por el otro, mujeres afectadas por la pandemia, que quedaron sin trabajo y que en este proyecto ven la posibilidad de poder emprender”, dice Carolina Sánchez, encargada de proyecto de la Fundación Paternitas.

Segunda etapa

Para los próximos meses, las organizaciones visualizan la confección de artículos de cestería reutilizando ropa donada por el retail que, al descoser, se convertirán en un nuevo producto. Luego, serán vendidas en la misma tienda. Se suma también al proyecto el Ministerio del Medio Ambiente que, con su patrocinio, pretende colaborar en una sociedad más justa y sostenible. “Tejer Esperanza”, además de obtener “nuevos productos” de otros “antiguos”, es un proyecto que aporta en diferentes ámbitos: trabajo, emprendimiento, prevención, inclusión, reinserción.