La gran mayoría de la gente presenta miedo cuando debe hablar frente a un público por una serie de razones, entre las cuales destacan el temor a las críticas, al ridículo o al fracaso, ansiedad al sentirse el centro de atención, a demostrar ignorancia del tema a tratar y a las posibles reacciones negativas de los espectadores, entre otros. 

 Según los especialistas, tres de cada cuatro personas sufren algún grado de ansiedad por tener que hablar en público. En los casos más extremos, el problema puede convertirse en glosofobia, una enfermedad que se presenta cuando el pánico a hablar en público manifiesta sintomatologías que son invalidantes para quienes la padecen.

“Síntomas físicos como sudoración, temblor de manos y/o barbilla, taquicardia, respiración y voz entrecortadas, tensión muscular, ruborización y molestias gastrointestinales, se presentan de manera habitual en personas que se ven enfrentadas a dar una conferencia, realizar un examen oral o exponer un trabajo ante un grupo, pero también en situaciones como hablar en una reunión de trabajo, formular preguntas a un profesor, expresar una opinión en un debate, decir unas palabras ante un grupo de amigos, manifestar una opinión discordante o hacer un brindis o un cumplido. Esta situación también puede ir acompañada reacciones psicológicas, como bloqueo mental, lapsus, pérdida de concentración e incluso baja de autoestima”, explica la psicóloga de la Dirección de Asuntos Estudiantiles de la Universidad del Pacífico, Soledad Sepúlveda.

“Gran parte de este miedo es irracional, es decir, no obedece a motivos lógicos, pero tener miedo en los momentos previos a una exposición es algo natural. La mejor manera de vencer el temor es con una preparación adecuada. Cuando se domina el tema de la exposición, las posibilidades de cometer errores se reducen notablemente, lo cual genera confianza y disminuye el nivel de ansiedad”, asegura la profesional.

Si bien la experta dice que hay que tener en cuenta que el miedo controlado constituye un estímulo en las presentaciones, hablar en público, como todas las habilidades, puede entrenarse. “Suele resultar muy útil mantener una mentalidad positiva antes y durante la intervención. También se recomienda aprovechar cualquier oportunidad de hablar en público, ya que la práctica ayuda a superar el temor y perfeccionar la habilidad”, agrega la especialista.

Acá las técnicas para superarlo:

Prepara previa y exhaustivamente la presentación. Es el antídoto más eficaz contra el nerviosismo. Para ello tienes que trabajar con anticipación el tema escrito, elaborar un esquema con los puntos principales para organizarte, considerar su duración, el estilo y aclarar tus dudas sobre el contenido a exponer.

Utiliza recursos audiovisuales. No satures tus diapositivas de información y procura que ellas constituyan una guía para ti y tu audiencia para comprender mejor el tema.

Usa palabras sencillas que expresen tus ideas con claridad, pero conservando el lenguaje técnico.

Ensaya la intervención con rigurosidad. Una vez preparada la exposición, debes ensayar mucho cada día, durante varios días, en voz alta; te puedes grabar, hablar frente a otros o utilizar un espejo. Tienes que considerar la voz y el lenguaje corporal, ya que ayudan a tener una mejor presentación; la entonación, los gestos adecuados y la postura son fundamentales.

Realiza ejercicios de modulación, de respiración y de vocalización antes de la presentación para perfeccionar la expresión oral. Hay varios tutoriales útiles en la red.

Practica técnicas de relajación antes de la exposición. Está la estrategia de respiración diafragmática lenta, que es muy utilizada y se practica de diversas formas, pero siempre con la característica común de respirar tomando aire muy lentamente, llevándolo a la parte inferior de los pulmones, para luego expulsarlo progresivamente. En la técnica de relajación muscular se recomienda elongar los músculos de todo el cuerpo, especialmente los que experimentan mayor tensión, como la parte alta de la espalda, cuello y hombros.

Cuida la presentación personal.

Respira profundamente antes de comenzar y bebe agua si es necesario.

Mira a las personas mientras hablas. Si no puedes, trata de dirigir tu mirada hacia distintos lugares de la sala.

Cambia de lugar, no te quedes estático.

Ojo con los tics. Evita, por ejemplo, mover mucho las manos, tocarte el pelo, quitarte los lentes, etc.

Habla despacio y con mayor cuidado que en una conversación normal.

Prefiere frases breves, pero con información importante.

Contesta breve y pausadamente, si hay preguntas.