Este viernes 13 de agosto se celebra el Día Interamericano de la Calidad del Aire.
Poco a poco Santiago se acerca a cifras de contaminación y calidad del aire previas a la pandemia. Si bien es cierto que las estadísticas del Ministerio del Medio Ambiente señalan que los niveles de 2021 aún no superan los de 2019, las cifras muestran un claro retroceso con relación al invierno anterior, cuando se registró la mejor calidad del aire de los últimos 30 años. Algo que no fue exclusivo nuestro: la compañía suiza IQAir en su Informe Mundial de Calidad del Aire 2020 señaló que el 84% de todos los países monitoreados observaron mejoras en este apartado.
Sin embargo, desde mayo se han reportado alzas en los niveles de contaminación de Material Particulado Fino (MP2,5) en las nueve estaciones de la Red de Monitoreo del Ministerio del Medio Ambiente, considerando las malas condiciones de ventilación en ciudades como Santiago y sumado a la escasez de precipitaciones a la fecha.
Pero no se trata solo de cómo se va deteriorando la calidad del aire exterior, sino además de cómo ésta agrava la calidad del aire interior (CAI), término con el que nos referimos a la naturaleza del aire dentro de casas y edificios. “La exposición prolongada a la polución interior puede causar problemas en la salud, especialmente en los niños, como irritación de ojos, nariz o garganta, dolores de cabeza o problemas respiratorios, incluso graves”, asegura el neumólogo Erick Peralta Ortega.
Y no solo esto. De acuerdo con un estudio realizado por el Fraunhofer Institute for Building Physics de Alemania, una mejor calidad de aire mejora en más de un 15% las capacidades de los estudiantes, haciendo que aumente su capacidad de atención y de concentración.
“El aire interior está entre 2 y 5 veces más contaminado que el exterior, según varios estudios entre los que se encuentra el de la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos (EPA). A esto, además, se le suma el hecho de que formamos parte de la conocida como ‘Indoor Generation’ o ‘Generación de Interior’, es decir, pasamos el 90% de nuestro tiempo en lugares cerrados, según la Organización Mundial de la Salud (OMS)”, asegura Milena Santos, directora de Marketing Estratégico y Producto Unitario de Daikin, un líder en el tema de la climatización.
Pero ¿cómo podemos proteger nuestro hogar de la severa contaminación externa y los riesgos de la mala calidad del aire interior? Daikin se refiere a la necesidad de educar sobre el tema: “En el interior de nuestros edificios y casas podemos encontrar múltiples fuentes de contaminación tanto de elementos presentes en el interior, como otros compuestos que provienen del exterior”. En la lista están el humo del tabaco, alérgenos como polen de plantas, partículas provenientes de animales o ácaros, monóxido de carbono, óxido de nitrógeno, partículas o algunos compuestos orgánicos volátiles que proceden de aparatos de calefacción y producción de agua caliente o de la cocina. Además, la humedad que da lugar a hongos y moho y los compuestos orgánicos volátiles emitidos por algunos productos de construcción o limpieza, muebles, decoración, bricolaje, etc.
Dentro de los consejos para mejorar la calidad del aire del hogar están utilizar sistemas de filtración de aire; purificadores con potentes filtros capaces y tecnología; no fumar dentro de casa; de ser posible, utilizar la campana extractora siempre que cocines; optar por decoraciones con plantas que absorban los contaminantes del aire; controlar el nivel de humedad interior, así como vigilar posibles filtraciones de agua en el techo o los muros. Si debemos escoger, es recomendable elegir materiales del mobiliario, pinturas o tejidos que sean de origen natural. A esto se suman una serie de soluciones que optimizan la calidad del aire acondicionado en el hogar como las lámparas UV y los productos químicos HVAC especializados.