Cada vez son más las mujeres que se suman a la tendencia de comprar prendas de segunda mano evitando, así el sobreconsumo textil que genera gran contaminación ambiental.
No sólo genera un gran volumen de residuos, sino que también su confección consume gran cantidad de energías y agua, especialmente en algunas prendas. Por ello, la ropa se ha llevado la atención de quienes, tomando consciencia de la crisis ambiental, han decido cambiar sus hábitos de consumo optando por nuevas formar de comprar. Quien detectó esta nueva necesidad en plena pandemia fue Vivian Lerner, quien decidió crear @laQueen.cl, un emprendimiento por redes sociales que buscar darle otra oportunidad a prendas de marcas seminuevas.
Con una gran variedad de estilos y marcas como Bimba y Lola, Jazmin Chebar, Free People, Prune, Karyn Coo, Zara, Mango y Rapsodia, entre otras, la ingeniera comercial experta en marketing decidió apostar por una opción sostenible para uno de sus mayores amores, la moda. “Para mi La Queen ha sido la combinación perfecta entre la moda y un emprendimiento que permita tener una mirada distinta respecto a ella. Muchas veces las personas van llenando su closet con prendas que usan pocos y después las eliminan, por eso generar un espacio donde estas puedan ser nuevamente usadas me parece cada vez más necesario”, detalla Lerner.
Con la premisa “darle una segunda oportunidad a que tu ropa brille”, Vivian busca dejar atrás ciertas ideas la ropa de segunda mano, donde “durante años para muchas personas era mal visto decir que algo era usado, siendo que es lejos lo más lógico. Si la ropa está en buen estado, sólo hay que sacarle partido, aunque pase de mano en mano y, así, aportar con un granito de arena en el cuidado del planeta”, enfatiza.
El éxito que ha visto Lerner, responde a una tendencia mundial que hace un par de años comenzó a evidenciarse gracias a internet y, donde, los principales promotores son las nuevas generaciones, quienes han tomado consciencia respecto al daño provocado por la fórmula de consumo “fast fashion”, que terminó transformando a la industria de la moda en una de las más contaminantes del planeta.