La menopausia representa un cambio significativo en la vida de las mujeres, con repercusiones directas en su salud cardiovascular. La disminución de los niveles de estrógenos no sólo altera el perfil de riesgo, sino que también incrementa la vulnerabilidad a diversas condiciones cardíacas. Es crucial adoptar medidas preventivas y un estilo de vida saludable para mitigar estos riesgos y asegurar un bienestar duradero.
Durante el período fértil, las mujeres cuentan con la protección de los estrógenos, las hormonas femeninas que ayudan a mantener a raya determinados factores de riesgo cardiovascular. Sin embargo, al finalizar esa fase fértil, el perfil de riesgo cardiovascular se ve alterado. La razón es que suelen aumentar tanto los niveles de colesterol LDL (que tapa las arterias), como la obesidad, la diabetes y la hipertensión, todos ellos importantes factores de riesgo cardiaco.
Durante la menopausia, los niveles de estrógenos (específicamente, el estradiol) disminuyen progresivamente en el organismo de la mujer, alcanzando su nivel más bajo alrededor de un año después del cese definitivo de la menstruación. Este cambio hormonal altera la proporción de estrógenos y andrógenos, afectando de manera adversa la salud cardiovascular. “La disminución de estrógenos durante la menopausia impacta el sistema cardiovascular de manera importante: las arterias pierden su capacidad de dilatación, lo que las hace más propensas a inflamarse y a desarrollar placas de colesterol en las paredes arteriales”, explica la Dra. Mónica Acevedo, Directora de Sochicar y de la Fundación Sochicar.
Con el paso a la postmenopausia, el riesgo de enfermedad cardiovascular aumenta debido a varios factores interrelacionados. A medida que las mujeres envejecen, el metabolismo tiende a desacelerarse, y esto puede llevar a un aumento de peso de entre 3 y 5 kilos, elevando la presión arterial y el colesterol malo (LDL). Además, se incrementa la inflamación en el organismo y la resistencia a la insulina, factores que elevan el riesgo de desarrollar enfermedades cardiovasculares, en especial infartos y preinfartos, condiciones que se vuelven más comunes en esta etapa de la vida. Según un estudio publicado en la revista Journal of the American Heart Association (JAHA), se estima que, después de la menopausia, una de cada cuatro mujeres puede desarrollar ritmos cardíacos irregulares —conocidos como fibrilación auricular— a lo largo de su vida. El estrés y el insomnio son los principales factores que contribuyen a este riesgo.
“Antes de la menopausia, los estrógenos ayudan a proteger las arterias de la inflamación, la formación de coágulos y la aterosclerosis. Al perderse esta protección, las arterias se vuelven más vulnerables y aumenta el riesgo de trombosis”, advierte la Dra. Acevedo. En este sentido, otro estudio presentado en la Conferencia sobre Epidemiología, Prevención, Estilo de Vida y Salud Cardiometabólica (EPI) de 2022 encontró que las mujeres que entran en la menopausia de manera natural antes de los 40 años, o sea, que tienen menopausia precoz, tienen un riesgo 40 % mayor de desarrollar enfermedad coronaria en el transcurso de su vida, en comparación con las mujeres que experimentan la menopausia en edades posteriores.
Asimismo, varios factores de riesgo cardiovascular tienden a empeorar durante la menopausia, entre ellos el aumento del colesterol malo, la presión arterial, la inflamación arterial, la resistencia a la insulina y la redistribución de la grasa corporal hacia el abdomen, lo que favorece la acumulación de grasa visceral, y con ello el desarrollo de diabetes. Por ello, la Sociedad Chilena de Cardiología y Cirugía Cardiovascular subraya la importancia de un estilo de vida saludable y una preparación adecuada para la menopausia como medidas preventivas esenciales.
Se recomienda a las mujeres mantener un peso saludable, practicar ejercicio aeróbico y de fortalecimiento muscular, y adoptar una dieta baja en sal, grasas saturadas, colesterol y azúcares simples. Los lineamientos incluyen realizar al menos 150 minutos de actividad aeróbica moderada a la semana, limitar el consumo de sal a 5 gramos al día, incorporar cinco porciones diarias de frutas y verduras, aumentar el consumo de pescado y asegurar entre dos y tres porciones de fibra diaria.
“La preparación para la menopausia puede marcar una gran diferencia en la salud a largo plazo de la mujer. Motivar a las mujeres a realizar cambios positivos en su estilo de vida es clave para reducir el riesgo de enfermedades cardiovasculares y mejorar su calidad de vida en esta etapa”, concluye la Dra. Acevedo.