Por Dra. Nelly Baeza, directora del Centro de Salud Pública de la Universidad Central

La pronta llegada de la primavera es el anuncio no solo de mayor temperatura y flores en el ambiente, sino que del resurgimiento de las alergias. La falta de lluvias en 2018 hace prever que este año exista una mayor cantidad de personas afectadas y con cuadros más agudos, especialmente molestos y virulentos.

El cuadro alérgico es propio de la primavera, cuando se encuentra mayor cantidad de polen en el ambiente, exponiendo al alérgeno a las personas sensibilizadas. Los síntomas de las alergias son congestión nasal, picazón nasal, goteo nasal, estornudos repetidos, secreción post nasal, tos, lagrimeo, picazón de garganta, ojos enrojecidos o con picazón y dolor de cabeza.

El aumento de las alergias, y a edades cada vez más tempranas, en la población puede explicarse por una multiplicidad de factores. El factor climático es uno de ellos, así el inicio de la primavera, que intercala días soleados con otros fríos, contribuiría a la exacerbación de las alergias. En los días soleados las personas alérgicas están expuestas al alérgeno, luego en el día nublado cesa el estímulo, pero al volver el sol el alérgeno también llega de vuelta y esta segunda respuesta es mayor que la primera.

Otro elemento es el creciente uso de antibióticos en la producción de los alimentos, que incidiría en el aumento de prevalencia de las alergias en la población a nivel mundial. En este sentido, se han detectado alergias vinculadas con patologías alimentarias. Este tipo de alergias se producirían debido a que el polen tiene proteínas comunes con ciertos alimentos, tales como frutas, frutos secos, hortalizas y legumbres. El Síndrome de la Alergia Oral sería lo más característico, que se presenta con hinchazón de labios y picor del paladar, entre otros.

Entre las medidas de prevención se recomienda evitar parques con vegetación en floración o después de cortar pasto y mantener la lactancia materna, en el caso de los bebés.