Por Silvia Sáenz, nutricionista de Mondelēz.
Llevar una vida con hábitos alimenticios saludables no siempre es una tarea fácil, sobre todo considerando variables como la falta de información, inflación y las tendencias de consumo de los chilenos y chilenas. Entre las tareas de la vida personal, social y el trabajo, queda poco tiempo para reflexionar acerca de lo que consumimos y qué tipo de vitaminas o nutrientes nos aportan dichos alimentos.
En Chile, tenemos diferentes momentos y tendencias de consumo, lo cual da aún más relevancia a ser conscientes de la ingesta de alimentos y poder equilibrarlo frente a las necesidades de cada cuerpo. Según estudios de mercado[1], Chile es el país de Latinoamérica con mayor consumo per cápita de chocolate, con un promedio de 2,1 kg por año, seguido por Brasil, que registra un consumo de 1,3 kg por persona anualmente. Es por ello, que el ‘Mindful Eating’ o alimentación consciente resulta una muy buena opción para comer con atención e intención. Y cuando esta práctica se lleva al momento del refrigerio, se le denomina ‘Mindful Snacking’, el cual permite disfrutar de alimentos como el chocolate, de forma consciente y acertada.
Entonces, la próxima vez que elijas un snack puedes realizarte estas tres preguntas:
- ¿Por qué quiero comer un snack? Revisa tu nivel de hambre, identifica por qué lo quieres, a qué hora del día, y toma una pausa.
- ¿Qué quiero comer? ¿Busco algo dulce o salado? ¿Crujiente o suave? Es muy importante comer una porción adecuada según las necesidades.
- ¿Cómo puedo disfrutar mi snack? Eliminando todas las distracciones que puedas tener: celular, televisión o computador. Concéntrate en los olores, los sabores, las texturas de los alimentos para que tengas una experiencia plena. Reduce la velocidad al comer y revisa si te sientes satisfecho.
Según un estudio de Deloitte[2], la salud alimentaria es fundamental para los hogares de Chile, por lo que pensar en estas tres preguntas de manera regular nos ayudará a mantener una relación positiva con la comida, lo que también impacta positivamente en nuestro bienestar físico y mental, disminuyendo el riesgo de comer en exceso al poner más atención a las sensaciones de hambre y saciedad.