Cada 7 de abril se celebra el Día Internacional de la Salud, que este año se centrará en esta temida enfermedad, que puede traer consecuencias negativas para toda la salud. 

Según las últimas cifras de la Federación Internacional de Diabetes, en Chile la prevalencia de esta enfermedad es de un 11%, porcentaje que está por sobre lo reportado para la Región de Sudamérica y América Central, donde llega a un 9,4%. Además, según la entidad, aproximadamente 470 de cada 1.000 adultos tiene diabetes no diagnosticada, estimándose que para el año 2040 en toda la región las personas diabéticas aumentarán en un 65%.

“Sin duda, la diabetes miellitus es una enfermedad que implica un alto riesgo para las personas que la desarrollan, pues puede poner en peligro a otros órganos principales del cuerpo. Sin embargo, parte importante de los casos de diabetes son prevenibles, y lo más importante, es que una vez que ha sido diagnosticada se puede tratar y evitar o retardar complicaciones”, afirma Paulina Hernández, nutricionista y jefa del programa ‘Vivir Bien’ de Sodexo.

En este contexto, la especialista explica que la diabetes miellitus es una enfermedad crónica no transmisible que se caracteriza por una nula producción de insulina en el páncreas (tipo I) o la incapacidad de emplearla de forma eficaz (tipo II). Incluso, puede generarse durante el embarazo (diabetes gestacional). Pero ¿en qué afecta al organismo?

La insulina es una hormona producida en el páncreas que permite que la glucosa obtenida a través de los alimentos se pueda utilizar y formar la energía necesaria para que el cuerpo funcione. En palabras sencillas es una especie de llave que abre las puertas que dejan pasar la glucosa de la sangre a las células, donde ocurre esta generación de energía. Si este proceso no ocurre, la glucosa (azúcar) se acumula en la sangre en exceso (hiperglicemia), provocando daños en diferentes órganos como los ojos, los riñones, el cerebro y las arterias, pudiendo gatillar ataques cardíacos, accidentes cerebrovasculares, neuropatías, insuficiencia renal, ceguera e infecciones que pueden necesitar amputación.

En este contexto, la especialista entrega algunas recomendaciones para prevenir esta dolencia:

  • La diabetes tipo 2 se puede prevenir con una alimentación saludable, manteniendo un peso adecuado, y practicando actividad física de al menos 150 minutos semanales.
  • Comer de manera saludable cada tres a cuatro horas: desayuno, colación de media mañana (por ejemplo: alimentos del grupo de las nueces no salados y en cantidades adecuadas, fruta fresca o yogurt descremado no endulzado), almuerzo, colación de media tarde y cena.
  • Consumir tres porciones de frutas y dos de verduras a diario.
  • Evitar consumir azúcar y alimentos que la contengan. Considerar que el sabor dulce aumenta su umbral a medida que incrementa el consumo, por lo que es vital acostumbrarse a sabores menos dulces y más naturales.
  • Preferir los alimentos del grupo de panes y cereales que tengan un mayor contenido de fibra, como la avena, o las versiones integrales.
  • Disminuir el consumo de grasas saturadas y colesterol.
  • Preferir el consumo de agua o infusiones por sobre los jugos o bebidas azucaradas.
  • Limitar el consumo de alcohol.
  • Realizar actividad física regularmente (bicicleta, caminar a paso rápido, subir escaleras, practicar algún deporte, entre muchas otras).
  • Los hábitos saludables se deben adquirir desde la temprana infancia, de modo tal que podamos disminuir los costos en salud por esta enfermedad.
  • La detección temprana es clave para el control de la enfermedad.
  • Considerar que la diabetes en el embarazo es un riesgo para la madre y el hijo/a, por lo que mantener una dieta adecuada en este período es primordial para su control y prevención.

Foto vía: celwi.com