Mejorar la salud de los bebés,  junto a otros grandes beneficios, es lo que entrega  la leche materna. Si no lo tienes tan claro, recurrimos a los profesionales de Clínica Indisa para aclárarte todas tus dudas.

¿Qué es la leche materna?

La leche materna es, sin duda, el mejor alimento infantil que existe; es el más equilibrado y contiene todos los nutrientes para el correcto desarrollo del recién nacido, tales como:

 

  • Proteínas: tienen como función fortalecer la musculatura del recién nacido, ayudando al desarrollo de las funciones motoras.
  • Grasas: son el principal aporte de energía para el bebé, además de constituir el macronutriente responsable de las calorías que necesita el recién nacido para su crecimiento. Siempre hay que pensar que esta es grasa saludable.
  • Minerales: entre los más relevantes se encuentra el calcio, hierro, fósforo, magnesio, zinc, potasio y flúor. Estos minerales no se ven aumentados o disminuidos significativamente por la dieta de la madre.
  • Vitaminas: entre las más importantes se encuentras las vitaminas A, K, E y D, además de las vitaminas liposolubles e hidrosolubles.
  • Hidratos de carbono: estos se encuentran presentes en la lactosa de la leche materna y están compuestos de glucosa y galactosa. Ayudan a la generación de energía y a potenciar el sistema nervioso central.
  • Agua: con ella, el niño se mantiene hidratado.

 

Estos componentes están en cantidad y proporción adecuadas para la absorción de cada lactante. Es por esto que un bebé amamantado a demanda no requiere de ningún otro tipo de alimento (líquido o sólido) antes de los seis meses de vida. Además, su composición cambia cuando el bebe crece, de modo que satisface las necesidades en sus diferentes etapas de desarrollo.

Beneficios de la lactancia para la madre y el lactante

Gracias a sus componentes, la leche materna tiene infinitos beneficios para el bebé y para la madre.  Entre ellos, los que más destacan son:

Beneficios para el sistema inmunológico de los bebés: dado que este alimento es rico en distintos componentes que mencionamos anteriormente, es fundamental para que el bebé se vea protegido ante distintas enfermedades. Un bebé que toma leche materna se ve más protegido contra enfermedades comunes, como resfríos, que pueden significar un gran riesgo para él.

Fortaleciendo el crecimiento: al ser un alimento tan completo, existe una tendencia a un bebé más grande cuando se alimenta con leche materna, ayudando a mantener el desarrollo esperado.

Ayuda a prevenir enfermedades a largo plazo: diversos estudios han demostrado que consumir leche materna ayuda a los menores a combatir distintas patologías, como la obesidad, diabetes tipo 1 y 2, colesterol alto y enfermedades inflamatorias intestinales.-

Tranquiliza al bebé: dado que el contacto que se da entre la madre y el bebé es piel a piel cuando se está amamantando, el bebé se siente protegido, por lo que tiende a notarse un mayor relajo por parte del recién nacido.

Fortalece el vínculo de la madre y su bebé: dar pecho ayuda a potenciar el “apego”, esta conexión entre la mamá y su hijo o hija, ayudando a disminuir las posibilidades de tener depresión postparto.-

-Entrega seguridad en el cuidado de su hijo: muchas madres primerizas pueden tener miedos en cuanto a cuidar a un bebé. Al dar de mamar, las madres van conociendo a su bebé y desarrollando confianza e instinto, de esta manera pueden bajar su ansiedad y disfrutar más del momento.-

Recuperar el aspecto físico que poseía antes del embarazo: durante la lactancia, se potencia la pérdida de la grasa acumulada en la zona de cintura y caderas, ya que el cuerpo utiliza mucha energía para generar la leche materna. Esto ocurre solo si no se come en exceso y se mantiene una dieta saludable.

La succión estimula las contracciones uterinas: son llamados entuertos, los que podrían ser dolorosos, pero ayudan a eliminar los loquios (restos de sangre y placenta que quedan tras el parto). Al aumentar la hormona de oxitocina, ayuda a reducir el sangrado postparto y a contraer el útero, para que recupere su tamaño normal y el cuerpo de la mujer vuelva lo antes posible a su forma previa al embarazo.

Reduce la posibilidad de sufrir hemorragias o infecciones: gracias a las hormonas que se generan durante este proceso, las posibilidades de sufrir alguna de estas patologías disminuye, sin embargo, no se previenen de manera tajante.

Retraso de la ovulación: solo si es exclusiva la lactancia, se ha visto que entre el 98 y 99% de los casos esta puede ser efectiva para prevenir embarazos en los primeros seis meses postparto, lo que le permite al cuerpo recuperarse. Sin embargo, si se tienen relaciones sexuales se recomienda utilizar preservativos como medida de precaución, además de prevenir enfermedades de trasmisión sexual.

 

¿Dolores para dar leche?

Si bien este es un proceso que ocurre con naturalidad en el cuerpo de una mujer que tiene a su recién nacido, no necesariamente es fácil.

Si tiene algún dolor, preocupación o duda, siempre se recomienda que la mamá hable con su ginecólogo o matrona. Este equipo estará preparado para responder todas sus dudas y ayudarla a que este proceso sea lo más saludable posible, tanto para ella como para su bebé.

Puedes consultar a tu equipo cuando:

  • Tienes dolores al amamantar: esto puede ocurrir por el acople. Suena complicado, pero muchas veces se puede solucionar con práctica. Si con el dolor existen otros síntomas, como endurecimiento e inflamación del pecho y disminución de la leche, se podría necesitar mayor análisis.
  • Falta de leche: cuando se está dando leche materna es importante aumentar la ingesta de líquidos, al menos dos litros de agua por día. Así se mantiene la producción y la madre se mantiene hidratada.
  • Disminución del apetito del bebé: hay distintas variables que pueden influir, sin embargo esto puede afectar al bebé en el largo plazo.
  • El recién nacido no sube de peso: esto puede ocurrir porque la leche materna no es suficiente. De ser así, el pediatra recomendará una nueva forma para mejorar la situación.
  • La leche sale de consistencia o tiene color anormal: la leche materna tiende a ser de tonalidades más amarillas, pero si no tiene el aspecto de las lactancias previas es mejor consultar a un profesional.