Considerando los altos índices de obesidad en el país, que alcanza a un 10% de los niños menores de cinco años según las últimas cifras de la FAO, y teniendo en cuenta que los pequeños pasan gran parte del día en el colegio, la rutina de alimentación fuera del hogar cobra mayor relevancia. Si bien muchas veces se habla del desayuno como una de las principales comidas, y de la importancia de enviar colaciones saludables, también es necesario poner ojo en la hora de almuerzo de los estudiantes.
Según especialistas, si bien la mayoría de los colegios cuenta con casinos y servicios de alimentación, que entregan menús balanceados y realizados por un equipo de especialistas, se recomienda a los padres asegurarse de que éstos incluyan todos los alimentos necesarios para el crecimiento y desarrollo equilibrado de sus hijos. Además, no basta sólo con confiar en estos servicios, sino que es necesario guiar a los hijos y enseñarles hábitos saludables que puedan aplicar en su elección diaria.
“Hay que tener en cuenta que en la infancia es cuando se comienzan a formar los hábitos alimentarios que, correctos o no, se mantendrán durante toda la vida. En este contexto, los padres cumplen un rol fundamental en la creación de hábitos saludables, guiando concretamente a los hijos qué cosas deben escoger y por qué. Lo mejor, además es enseñar con el ejemplo, siguiendo estas recomendaciones también en la casa”, afirma el Círculo de Nutricionistas de Sodexo.
Se debe considerar que el almuerzo debe aportar alrededor de un 35% de la energía total de las necesidades diarias de los niños. Se recomienda que el contenido de grasa no aporte más del 30-35% de la energía total de éste, las proteínas proporcionen entre un 12 y 15% del contenido calórico y el porcentaje restante provenga de los hidratos de carbono. Las grasas saturadas, por su parte, no deben aportar más del 10% de la energía total. Frutas y verduras, en tanto, deberían consumirse todos los días.
Algunos tips sobre lo que debe considerar un menú escolar saludable:
- Como base del primer plato o como acompañamiento del segundo, debe haber algún alimento de estos grupos: verduras y hortalizas; papas, pasta, arroz, o legumbres, alimentos ricos en hidratos de carbono complejos.
- El segundo plato debe alternar carne, pescados y huevo, con algún acompañamiento mencionado anteriormente. Es ideal que estas preparaciones no sean fritas en su mayoría ni que haya un exceso de platos precocinados, como salchichas y nugget de pollo, que contienen una alta dosis de sodio.
- El postre debe considerar una pieza de fruta y, como complemento, se podrá incluir un lácteo. Es ideal que se use yogurt o leche, por sobre otras preparaciones como cremas y flanes. Por su parte, la fruta fresca no debe ser sustituida por zumos envasados o fruta en conserva.
- Se pude acompañar de pan y agua.
- Para la elaboración se deberán utilizar preferentemente aceites vegetales monoinsaturados (aceite de oliva) o poliinsaturados (aceite de girasol, maíz, soja).
Finalmente, el Círculo de Nutricionista señala que “es fundamental revisar el menú en conjunto con los niños. Pregúnteles qué incluye un almuerzo típico, cuántas veces a la semana tienen como opción papas fritas o helado de postres, y qué comidas les agradan particularmente. Recomiende los platos más saludables, pero también hay que estar dispuestos a permitirles escoger sus almuerzos favoritos, aunque sólo en algunas ocasiones”.
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