Es común escuchar que cuando las mujeres están amamantando tienen total libertad para comer lo que quieran, ya que así aseguran una buena calidad de la leche. Además, tampoco importaría la cantidad de alimentos, ya que durante este periodo se bajaría de peso casi por arte de magia. Así, existen un sinfín de mitos en relación a la lactancia materna, que es importante aclarar para que las mamás puedan sentirse seguras durante este tiempo.

Como regla general, la mayoría de las mujeres que dan pecho necesitan 500 calorías más que las mamás que no lo hacen y 15 gramos de proteínas adicionales. Además, las necesidades de vitaminas y minerales se incrementan en un 25 a 50%, por lo que la selección de alimentos en esta etapa para suplir las necesidades extra es de especial importancia, explica Paulina Hernández, nutricionista y jefa del programa ‘Vivir Bien’ de Sodexo.

Según la experta, lo que la mujer coma no influirá en el volumen de producción de leche a no ser que se someta a una dieta de menos de 1.500 kcal diarias. Sin embargo, es fundamental tener hábitos saludables, ya que la leche materna es capaz de cubrir todas las necesidades alimenticias del lactante, aunque la madre no esté bien alimentada, sacando de sus reservas lo necesario en cuanto a vitaminas y minerales. Por eso, es esencial que la mujer consuma alimentos ricos en estos nutrientes, para no perder lo que pueda estar almacenado en su organismo.

Es así como la especialista entrega una serie de tips de alimentación, ya que la madre que está en período post parto y de lactancia debe recibir cuidados especiales, apoyo del personal de salud y una nutrición adecuada a sus requerimientos.  Para esto último es importante tener en cuenta lo siguiente:

Hambre voraz: En su mayoría las mamás que amamantan sienten mucha hambre. Y eso es normal, ya que el cuerpo trabaja de manera extra para producir leche. Es recomendable comer en menor cantidad, pero con más frecuencia, y siempre tener al alcance una colación saludable. Esto ayuda a mantener la energía y a calmar los ataques de hambre. ¿Qué comer? Idealmente granos y cereales integrales, frutas y vegetales frescos, y alimentos que suministren suficientes dosis de proteínas, calcio y hierro.

Variedad de alimentos saludables: Existen en especial necesidades aumentadas de calorías, proteínas, ácidos grasos Omega 3, vitaminas y minerales, por lo que una alimentación variada y equilibrada es primordial. En el caso de las proteínas, específicamente de los pescados, algunos contienen ácidos grasos Omega-3, los cuales son importantes para el desarrollo del cerebro, ojos y sistema nervioso del bebé durante su primer año de vida. Por esto se recomienda que las madres coman dos veces por semana pescados grasos (jurel, salmón, sardinas y/o atún), no fritos.

Perder peso en esta etapa no es la regla: Todo depende del cuerpo, alimentación, grado de actividad física y metabolismo. Por esto, tomarse con calma esta etapa es muy importante, y lo mejor es adelgazar poco a poco. Calcular entre diez meses a un año para volver al peso de antes de quedar embarazada es algo realista. No se recomiendan las dietas restrictivas durante esta etapa, ya que pueden influir en la disminución del volumen de leche. De ahí nace el mito de que el consumo de cereales en la dieta aumenta la producción, ya que se usaban en épocas de restricción alimentaria, aumentando el aporte de calorías y nutrientes. Las pérdidas rápidas de peso pueden resultar peligrosas porque se liberan toxinas, normalmente almacenadas en la grasa corporal, que llegan a la corriente sanguínea, aumentando la cantidad de contaminantes que acaban en la leche materna.

¿Cero alcohol?: Se recomienda no tomarlo durante la lactancia porque éste penetra en la leche materna, pero no se almacena en ella. Sus niveles son similares a los de la sangre, por lo que suspender la lactancia 2 ½ hrs. por cada 17 g de alcohol, no dañará al bebé, pero sí disminuirá la fisiología de la lactancia, produciendo una disminución en el consumo real del niño/a en un 20%. Además, puede producir alteraciones del sueño y crecimiento menor del niño/a durante un año.

Mucha agua y poca cafeína: Antes, durante y después de amamantar, se recomienda tomar mucha agua. El cuerpo necesita alrededor de ocho  vasos de agua al día, lo que en el caso de las nodrizas se regula bastante bien con la sensación de sed, ya que la leche se produce en base al agua. Si tu orina es de color claro, es una buena señal de que estás bien hidratada. Sobre el café, está bien una taza por las mañanas, pero con moderación. Tanto el café como el té y el consumo excesivo de alimentos de cereal con salvado inhiben la absorción de hierro, nutriente crítico en la nodriza y embarazada.

Prueba de todo: la mayoría de las mamás que dan pecho pueden comer una gran variedad de alimentos, incluyendo aquellos que son picantes. Al disfrutar de las comidas favoritas mientras amamantas, tu guagua también está probando, lo cual podría ser benéfico una vez que empiece a comer alimentos sólidos. Sin embargo, hay que tener en cuenta que algunas comidas tienen sabores muy fuertes y pueden ocasionarle gases o que esté irritable. Si éste es sensible a algo se mostrará irritado después de tomar la leche, llorando sin parar o durmiendo muy poco. Lo mejor suele ser probar a ver qué ocurre, ya que la irritabilidad producida por los alimentos difiere de un niño a otro. Ojo con las alergias, las cuales comúnmente se reflejan por medio de una reacción en la piel del pequeño (erupciones o urticaria), en su respiración (jadeante o congestionada) o en sus heces (verdes o viscosas).

Suplementos vitamínicos: si bien estos no sustituyen a una dieta equilibrada y saludable, entregan una protección adicional, especialmente cuando estás muy ocupada con el niño y tienes poco tiempo de comer bien. Puedes consultar al doctor para que te recete algo según tus necesidades.

Foto vía: www.imujer.com