Por Diana Posada

Vicepresidenta de la Cámara Chilena Colombiana de Comercio

A unos días de celebrar la Independencia de Colombia -el pasado 19 de julio- y desde Chile, país en el que me encuentro asentada, quiero ayudarlos a entender el significado de ser colombiana (o), considerando que somos una colonia cada vez más grande en este país.

Ser colombiano no se limita a tener un lugar de nacimiento específico; es llevar en el alma la pasión por nuestra cultura, la riqueza de nuestra historia y la fuerza de nuestro pueblo. 

Colombia es una tierra de contrastes y diversidad; desde las cumbres nevadas de los Andes hasta las profundidades de la Amazonía, cada rincón de nuestra patria resuena con la fortaleza de su gente. Somos un pueblo que ha superado adversidades y conflictos, siempre emergiendo con una esperanza renovada y un compromiso inquebrantable con el progreso.

¿Qué nos caracteriza?  Aspectos como la calidez y la alegría en cada interacción nos describen, también somos trabajadores incansables, creativos y comprometidos con la excelencia en todo lo que hacemos y, ni que decir de nuestra capacidad de resiliencia, hemos enfrentado desafíos que hubieran desmoronado a otros, pero aquí estamos, de pie, más fuertes y unidos que nunca. Esta fortaleza no es solo física, sino también espiritual y emocional.

Es el espíritu patrio que nos impulsa a luchar por un futuro mejor para nuestros hijos y para las generaciones venideras. La idiosincrasia de nuestro pueblo es única, forjada a través de la historia. En cada rincón de Colombia encontrarás una sonrisa que te acoge y un corazón que late fuerte.

La globalización nos ha brindado oportunidades sin precedentes para interactuar con diversas culturas y aprender de ellas. Ser ciudadano del mundo significa reconocer que nuestras acciones tienen un impacto más allá de nuestras fronteras y que tenemos la responsabilidad de contribuir al bienestar global.

Ser colombiano es llevar en el corazón el amor por nuestra tierra, pero también es extender una mano amiga a aquellos que no han tenido las mismas oportunidades. Es entender que la empatía y la solidaridad son valores universales que trascienden idiomas y culturas.

Cada uno de nosotros, con nuestro trabajo, nuestra solidaridad, estamos construyendo un legado que trasciende fronteras.

 A los colombianos en Chile les digo: Sigamos siendo ejemplo de compromiso y dedicación, llevando siempre en alto el nombre de Colombia. En cada paso que damos, en cada logro que alcanzamos, estamos haciendo patria.