No dejes que la temporada invernal interrumpa tu rutina. Conoce aquí las herramientas para estar preparado.
El running es un deporte que cada vez tiene más seguidores, ya que no solo te ayuda a mantener el físico, sino también a conectarte con la naturaleza y despejar la mente de los problemas cotidianos.
En verano, se recomienda hacerlo temprano en la mañana o avanzada la tarde para evitar las horas de calor intenso. Sin embargo, en invierno esta actividad se puede complicar, ya que las temperaturas bajan considerablemente y no solo eso, también pueden haber lluvias y vientos que hacen la práctica más incómoda.
El especialista broncopulmonar de Clínica INDISA, Dr. Victor Aliste, nos entrega distintas recomendaciones de cómo podemos realizar running en la temporada de invierno.
Respiración: “Es muy importante tener en cuenta que respirar por la nariz es clave para este deporte, ya que hacerlo por la boca puede lastimar nuestros bronquios, debido a que el aire que ingresa puede ser muy frío. Al entrar por la nariz, el aire se calienta y adquiere una temperatura más adecuada”.
Precalentamiento: “Calentar previamente los músculos es clave para poder salir al frío a correr. Esto significa que no se debe estirar o elongar sin antes haber entrado en calor, ya que podemos dañar los músculos. Además, correr sin antes haber calentado también es peligroso”. El profesional nos recomienda partir con los tobillos y terminar con la cabeza y cuello con suaves movimientos circulares y un pequeño trote en el lugar. “Si después del precalentamiento se quiere elongar, es recomendable baja intensidad y antes haber trotado, para estar seguros de que nuestro cuerpo está totalmente caliente”, señala.
De esta misma forma, el especialista sugiere que en invierno se hagan entrenamientos más cortos, de mejor calidad, es decir: correr tramos más cortos, pero más intensamente.
También, es importante el equipo que usamos al trotar, por lo que hay que considerar una vestimenta en capas.
Primera capa: es una polera o calza pegada al cuerpo. Es cómoda y la tela, por lo general, permite al cuerpo transpirar y poder movernos con facilidad. Esto es para que el cuerpo no conserve la humedad.
Segunda capa: es más suelta y puede ser de manga larga o corta. Es importante que también tenga la capacidad de dejar al cuerpo transpirar. Se recomienda no usar algodón, ya que este material no cumple con lo requerido respecto a la ventilación.
Tercera capa: es una cubierta externa que puede ser de abrigo o de protección, en caso de que esté lloviendo o haya mucho viento.