Aunque cueste, esté frío, el día dure menos o cualquiera sea la excusa, mantenerse físicamente activo durante los meses invernales es igual de necesario que en el resto del año.
Aunque el frío invernal sólo provoque ganas de quedarse acostado tomando un té caliente, lo cierto es que en este periodo del año es igual de importante la actividad física. Por esto, Víctor Donoso, subdirector de la Escuela de Deporte de AIEP entrega cinco razones por las cuales es importante mantenerse físicamente activo en invierno:
1) Un estilo de vida físicamente activo es sinónimo de bienestar: permite aliviar los niveles de estrés, prevenir estados depresivos y asténicos propios del frío. Fortalece los músculos, mejora las defensas y el funcionamiento del corazón y de todo el organismo.
2) Diversión: como en invierno disminuye la cantidad de actividades posibles de realizar, muchas veces nos sentimos aburridos, comemos más y aumentamos de peso. Las actividades físicas son algo entretenido y agradable, que ayuda a pasar las aburridas horas invernales.
3) Compensar el cambio en los hábitos alimenticios: en invierno el consumo de calorías se incrementa un poco y al disminuir la actividad física aumentan los índices de grasa corporal, algo que lamentarás cuando llegue el verano. Al mantenerte activo compensarás el consumo superior de calorías y lograrás que estos índices no se modifiquen.
4) Calor natural: realizar actividad física permite mantener una temperatura en nuestro cuerpo. Mientras estés en movimiento, no sentirás el frío.
5) Listos para el verano: pronto el invierno llegará a su fin, comenzará a dominar el sol y las altas temperaturas y queremos lucir sanos y esbeltos. Si comienzas a preocuparte ahora, cuando se acerque el verano no tendrás que realizar grandes esfuerzos para estar en forma y saludable.
Es conveniente abrigarse adecuadamente para realizar actividades al aire libre, protegiendo manos, pies y cabeza. Hay que darle un tiempo extra a los músculos para entrar en calor, a medida que la temperatura corporal se eleve, desabrigarse para evitar la sudoración excesiva y la humedad en la ropa.
Al finalizar la actividad, tener la precaución de abrigarse nuevamente para evitar enfriamientos y cambiar inmediatamente la ropa húmeda. Por último, debes beber la misma cantidad de agua que en verano, aunque no sientas sed, pues el cuerpo necesita hidratarse de igual manera.