Hablar de lo que pasa con los niños, no sobre exigirlos,  enseñar técnicas de respiración y ajustar las expectativas,  son algunas de las recomendaciones de Fundación CAP.

Fundación CAP, a través de su Programa Aprender en Familia (PAF),  ha desarrollado una serie de instrumentos para ayudar a las familias, niños, niñas y equipos educativos a adaptarse a las nuevas modalidades y las dificultades que ha traído la pandemia. Este nuevo año escolar en 2021 trae consigo complejidad e incertidumbre, que nos pueden generar ansiedad o preocupación al no saber cómo enfrentarlo, sin importar el rol que cumplimos. Esta sensación es esperable y común ante los cambios y el enfrentamiento con escenarios desconocidos, como puede ser el retorno a clases luego de tanto tiempo y en un contexto distinto al usual. Sin embargo, en algunas ocasiones podemos sentir que la ansiedad, el miedo o las preocupaciones nos paralizan o se apoderan de nosotros o de nuestros hijos e hijas. En este caso, los expertos recomiendan primero asumir lo que estamos sintiendo, tratar de entender la causa de estas emociones, y luego saber que el autocuidado, el apoyo mutuo y la comprensión son muy importantes para manejarlas de la mejor forma posible. Un ejercicio que recomienda la psicóloga Oriana Pizarro, consultora del PAF de Fundación CAP, es que podamos conversar como familia o con personas de nuestra confianza en los días previos al inicio o durante las primeras semanas del año escolar sobre nuestras emociones, expectativas y preocupaciones frente a este nuevo desafío. Esto ayuda a sentirnos contenidos, acompañados, comprendidos, y nos da la sensación de que no estamos solos en esto, independientemente si somos adultos o niños. 

Cuando estas preocupaciones generan ansiedad o miedo más allá de lo esperable, pueden llevar a dificultar actividades cotidianas como dormir, concentrarse en alguna tarea o conversar tranquilamente. También pueden provocar alteraciones a nivel anímico como cambios de humor, irritabilidad, inestabilidad emocional y además, molestias a nivel físico, tales como presión en el pecho, agotamiento, aumento o pérdida del apetito, dolores musculares, entre otros. Esto se puede evidenciar tanto en adultos como en niños. Sin embargo, hay diversas formas en que podemos abordar estas emociones y ayudar a nuestros hijos o hijas a abordarlas.  Algunas de ellas son:

  • Practicar algún ejercicio físico todos los días, eso ayuda a mantener un  estado de equilibrio emocional y físico.
  • Cuidar la alimentación para nutrirnos de manera balanceada, ya que una alimentación desequilibrada (por ejemplo, alta en grasas saturadas), podría aumentar la sensación de ansiedad.
  • Tener un descanso adecuado, dormir entre 7 y 8 horas diarias.
  • Destinar al menos unos minutos al día para realizar alguna actividad placentera y que nos permita un momento para distraernos de nuestras preocupaciones. Esta puede ser también una buena instancia para compartir tiempo de disfrute en familia.
  • Utilizar técnicas de respiración sencillas y aplicarlas cuando nos sentimos ansiosos o asustados. Una de ellas puede ser: inhalar imaginando que estamos dibujando un cuadrado, contando 1, 2, 3, 4, detenernos reteniendo el aire por 4 segundos, exhalar contando 1, 2, 3, 4, volver a retener el aire después de la exhalación. Esto al menos tres veces. Con los niños o niñas más pequeños, se puede dibujar un cuadrado a medida que se inhala y se exhala.
  • Conversar y abrir espacios para hablar sobre nuestras emociones, expectativas y preocupaciones con nuestra familia, basado en la escucha, la contención y  el apoyo.

Oriana Pizarro señala que es muy importante “aprender a soltar lo que no está en nuestras manos,  y ver ¿Qué me preocupa? ¿Puedo darle solución? y si es así, ¿Qué puedo hacer hoy para dar solución a esa preocupación? Son preguntas que le podrán dar claridad a su mente en estos momentos, así como a sus hijos o hijas. Las preocupaciones a las que no podemos dar solución inmediata o que no están en nuestras manos, debemos soltarlas. Podemos conversar esto también con nuestros niños y niñas y ayudarles a poner en palabras lo que les preocupa”.

Ajustar las expectativas de cada integrante de la familia es importante, nadie es perfecto. En estos momentos, hay que tratar de no sobre exigirse ni sobre exigir a los demás, entendiendo que todo pasa y que es fundamental apoyarnos y escucharnos unos a otros para enfrentar nuevos desafíos, como este nuevo año escolar en pandemia. “No olviden felicitarse todos los días por estar haciendo su mejor esfuerzo en familia, frente a esta gran crisis”, concluye la psicóloga.