Las vacaciones son un caldo de cultivo para la sobre exposición a la tecnología. ¿Es necesario regular el consumo en este período estival? Y a la vuelta de clases, ¿cómo avanzamos? Dos expertas nos dan algunas luces al respecto.
La exposición a aparatos electrónicos ha aumentado considerablemente entre los estudiantes. Según el informe de Radiografía Digital, el 56% afirmó que se ha quedado sin tiempo para leer, hacer deporte o estar con la familia por permanecer mucho rato conectado(a). Y las vacaciones no son la excepción: niños jugando online y chateando o en redes sociales desde que se despiertan y hasta que se acuestan.
Para la psicóloga Vanessa Gálvez, de la red de colegios Cognita, con 17 establecimientos en nuestro país, la planificación familiar es fundamental, y eso no sólo incluye el lugar de destino de las vacaciones, las tareas y los horarios que, pese a que pueden ser más flexibles, tienen que existir para la sana convivencia. Además, “los papás y mamás deben regular el uso de los celulares tal como lo han hecho todo el año”, señala.
En ese sentido, la especialista explica que, para lograr tiempo sin teléfonos, es importante llegar a acuerdos, pues la restricción total no es la respuesta más idónea. “Negocien con sus hijos e hijas el horario de uso de los aparatos electrónicos, conversen con ellos respecto a la importancia que tienen descasar adecuadamente, el estar en familia o en contacto con sus amigos; que la tecnología sea una aliada más que un factor de estrés o conflicto”, recomienda.
La psicóloga complementa con la importancia de supervisar las páginas y juegos que visitan los niños y niñas, saber y conocer cómo los adolescentes interactúan con sus pares en redes sociales y mantener un diálogo permanente de los riesgos de internet. Un desafío para los adultos, quienes deben estar actualizados de lo que pasa en el mundo digital para ser un factor protector para sus hijos y que, a la vez, deben desplegar su imaginación y ofrecer otras actividades entretenidas, como cocinar en conjunto, hacer manualidades, enseñar juegos de antaño, cantar Karaoke, hacer rondas de lectura, escuchar música, realizar caminatas o incentivar a experimentar “un día sin tecnología”.
Y de vuelta al colegio, ¿qué?
Hace unas semanas, el ministro de educación de Italia prohibió el uso de celulares en las salas de clases de ese país por considerarlos un factor distractor y, además, por los efectos negativos que produce en los estudiantes. ¿Será necesario llegar a tomar esas medidas acá en Chile?
Según las “Orientaciones para la regulación del uso de celulares y otros dispositivos móviles en establecimientos educacionales” del Mineduc, el que los niños y jóvenes estudien con sus dispositivos móviles al alcance, hace que se distraigan fácilmente y el salto de una actividad digital a otra puede redundar en inferiores resultados académicos y peor bienestar, incluyendo mayores niveles de ansiedad o depresión.
Sin embargo, Valeria Capetillo, Digital Learning Adviser y experta en Ciudadanía Digital de la red Cognita, explica y amplia esta mirada. “El uso de este tipo de recursos, al igual que cualquier material educativo, debe estar especificado en la planificación curricular. Más allá de prohibir un elemento, debemos educar para que comprendan desde pequeños los límites y que sean responsables en el uso de éstos, ya que bien empleados, permiten potenciar sus habilidades”, puntualiza. De hecho, un estudio publicado por la Pontificia Universidad Católica de Chile (UC) detalla que un 84% de los encuestados utilizó la web para hacer tareas en el último mes y un 77% declara haber aprendido algo nuevo viendo un video o tutorial.
“En nuestros colegios realizamos los Días de la Ciudadanía Digital con distintas temáticas. Una de ellas son los “Días sin pantallas” donde sumamos a las familias durante el fin de semana y los niños los entrevistan acerca de cómo se divertían cuando no existían los dispositivos móviles. En algunos colegios, incluso los abuelitos asisten a contar a los más pequeños cómo se entretenían cuando no había siquiera televisión”, relata Valeria Capetillo.
Para lograr ese equilibrio, toda la comunidad escolar debe informarse y colaborar con esta nueva realidad, sobre todo si consideramos que, en Chile, el 59% de los niños recibe un celular antes de los 10 años.
¿Cuándo preocuparse? Ambas expertas coinciden en que hay que estar alerta ante ciertas señales, que pueden responder a un uso excesivo del celular: fatiga ocular, cansancio, tendinitis, ansiedad, obesidad y otros problemas que afectan la salud mental y el bienestar emocional, como la adicción, la soledad, la baja autovaloración o mal rendimiento