- Diversos experimentos de ingesta de agua en escolares han demostrado que quienes consumen más líquido mejoran su memoria a corto y largo plazo, tienen más capacidad de atención y procesan la información más rápido.
El agua es esencial para la homeostasis y sobrevivencia humana, sin embargo, solo recientemente científicos han comenzado a entender su rol en la mantención de las funciones cerebrales. Esto, porque a pesar de que el agua constituye en promedio un 70% del cuerpo humano, es a menudo ignorada como un nutriente significativo que puede afectar no solo el rendimiento físico, sino también el mental.
Investigadores de la Universidad de Reading, Inglaterra, realizaron una completa revisión de la más reciente investigación científica sobre el tema y encontraron amplia evidencia de la relación positiva entre el consumo de líquido y el rendimiento cognitivo, particularmente en niños. La revisión, publicada en 2014 en el British Journal of Nutrition, concluye que existe suficiente evidencia acumulada para sostener que la hidratación influye en la habilidad cognitiva y el estado de ánimo.
“Ha habido un creciente interés en los científicos en estudiar si el consumo adicional de agua beneficia el desempeño cognitivo. Los estudios que involucran tanto a niños en edad escolar como a adolescentes, reportan consistentemente un efecto positivo del consumo de líquido en habilidades cerebrales superiores como la memoria y la capacidad de atención”, explica el pediatra nutriólogo y Past President de la Sociedad Chilena de Pediatría, Francisco Moraga.
Experimentos confirman que el agua ayuda al cerebro
Son diversas las investigaciones científicas citadas por el artículo “Efectos de la Hidratación en el desempeño cognitivo y estado de ánimo” del British Journal of Nutrition. Es el caso de un estudio en adolescentes, a los cuales se les separó en 3 grupos: sin agua, con 120 ml de agua y con 330 ml de agua a su disposición y se les encomendó una tarea que requería procesar información rápidamente: localizar números en una secuencia sucesiva. Los investigadores encontraron una fuerte relación entre el consumo de líquido y el desempeño en aquellos que bebieron 330 ml –quienes tuvieron un mejor desempeño- a diferencia de los que no tuvieron agua a disposición, que tuvieron un peor rendimiento.
Otro experimento se realizó en un grupo de escolares a los que se les hizo un ejercicio que requería de atención visual: encontrar una letra específica dentro de una planilla. Los alumnos a los cuales se les ofreció 200 ml de agua demostraron un mejor rendimiento que aquellos que no recibieron líquido durante la tarea. En efecto, estos experimentos demostraron que la atención visual mejora después de consumir agua.
Por otra parte, un estudio realizado en niños de 7 a 9 años en diferentes escuelas de Londres encontró que el consumo de agua mejoró la atención y la memoria visual, utilizando el ejercicio comúnmente conocido como “descubre las diferencias”. Los niños que consumieron más agua fueron capaces de identificar más diferencias entre las dos imágenes que aquellos que no tomaron líquido.
La memoria a corto plazo es otra función cognitiva que mejora después de consumir agua. Usando un juego de memorización de objetos, los investigadores descubrieron que la capacidad de recordar estos elementos a corto y largo plazo mejoró tras la ingesta de agua, comparada con aquellos niños que no tenían acceso a ella.
Finalmente, una serie de estudios –también mencionados en este artículo del British Journal of Nutrition– relacionaron el consumo de líquido con el estado de ánimo en niños, demostrando que existía una importante correlación entre mejor hidratación y la sensación de “vigor”.
Francisco Moraga, pediatra nutriólogo y Past President de la Sociedad Chilena de Pediatría, explica que aún la ciencia no ha podido determinar exactamente qué mecanismos fisiológicos hacen que la función cerebral mejore con la hidratación, pero que se cree que el cerebro, al tener recursos cognitivos limitados, puede concentrarse mejor en una tarea cuando no está “preocupado” de la sensación de sed. Además, otro mecanismo a considerar es que el agua mejora la función cardiovascular, por lo que probablemente hay una mejor irrigación de sangre en el cerebro.
“Independiente del motivo, hay suficiente evidencia para sostener que lo ideal es que los niños se estén hidratando constantemente y no solo cuando tienen sed o están con un adulto que les da líquido. Es tarea de padres y profesores inculcar este hábitos y permitirles el acceso a líquidos durante sus actividades”, finaliza el especialista.
Como referencia, el pediatra explica que un niño de 20 kilos de peso necesita beber 1,2 litros al día, aumentando esta cantidad en los meses de verano y cuando realizan una actividad física activa como el deporte.
El especialista dará a conocer estas y otras conclusiones en el 1er Simposio de Actualización en Hidratación organizado por la Sociedad Chilena de Pediatría y la Escuela de Nutrición y Dietética de la Facultad de Medicina de la Universidad del Desarrollo, que se realizará en Viña del Mar, Santiago y Concepción, donde se relevará la importancia de la hidratación a lo largo de todo el ciclo de vida.