Por: Elizabeth Salazar T.

Se estrenó el pasado 21 de octubre y aún sigue en cartelera, el film de la premiada directora chilena, Claudia Huaiquimilla (“Mala junta”, que nos cuenta la historia de Ángel y su hermano menor Franco, quienes llevan un año recluidos en una cárcel juvenil. Pese a las dificultades, han formado un sólido grupo de amigos con quienes pasan los días compartiendo sueños de libertad. Todo cambia cuando la llegada de un joven rebelde ofrece un posible escape: la única puerta para hacer esos sueños realidad.

La trama de la película es fuerte, reflejar los conflictos emocionales que enfrentan estos jóvenes que se encuentran encerrados, a pesar de los protagonistas interpretan a hermanos, se notan que hay una buna relación, el más fuerte trata de cuidar al otro, de apoyarlo y ayudarlo a sobrellevar su estancia en el encierro, pero sus buenas intenciones, se ven entorpecidas, por el profundo dolor que tiene su hermano menor, debido a la ausencia de un familiar en las visitas.

El film nos muestra que como cualquier jóvenes en desarrollo, tienen anhelos (de hecho hay un grupo que estudia para dar la prueba), sueños, inseguridades y miedos. Hay carencias afectivas profundas, que en algunos casos los han marcado, pero también, hay personas que los apoyan y creen en ellos. Particularmente, hay una profesora interpretada por Paulina García, que muestra interés en ayudarlos, en antítesis con el personaje de Claudio Arredondo, un orientador, que se ve cómodo poco y nada por ellos.

Me gusta el tratamiento que da la directora a la película, creo que es preciso, el final es muy emotivo, es inevitable no emocionarse, al ver como los jóvenes están encerrados más allá del espacio físico… para ver, pensar y conversar.