Por: Elizabeth Salazar T.

Poco antes de su muerte Marilyn Monroe, conversó con el redactor de la revista “Life” Richard Merryman. Marilyn había sido excluida del rodaje del último film que grabó junto a Dean Martin, “Something’s got to give”, como si presintiera su fin, la rubia más famosa de Hollywood, habló con total franqueza al periodista.

Hoy para conmemorar los 60 años del fallecimiento de Marilyn Monroe (el 4 de agosto de 1962), comparto un extracto de algunas de sus declaraciones, en su última entrevista que apareció publicada en forma póstuma, donde responde de manera muy sincera y reflexiva.

Cariño genuino por la gente

Hay veces en que me dan ganas de salir a caminar, voy a comprar o simplemente a ver gente, salgo sin maquillaje, una bufanda y un abrigo. ¿Hay veces en que algún jovencito despierto me reconoce y dicen “¿Oigan, saben quién creo que es?” y me empiezan a seguir. No me importa. Comprendo que la gente tiene curiosidad en saber si uno existe. Los jóvenes quieren contárselo después a sus amigos. Los hombres mayores se acercan y me dicen: “voy a contárselo a mi esposa”.

Por la mañana los recolectores de basura me dicen: “Hola Marilyn, ¿Qué tal estás hoy”, para mí esto es un honor? Y los adoro por eso. Son momentos que resultan agradables que la gente la reconozca a una, y darme cuenta de que significo algo para ellos.

Junto a Dean Martin filmando “Alguien tiene que ceder”.

Mujer objeto

Yo no me miro a mí misma como un artículo de consumo, pero creo mucha gente lo hace. Incluso cierta empresa que no voy a nombrar.

A veces me invitan a una cena, para que les alegre la mesa, como a una pianista que debe hacer música después de la comida, y una sabe que no la han invitado por si misma. Me toman simplemente como si yo fuera una especie de adorno.

Foto aparecida en el reportaje revista Life.

La actuación como juego

Cuando tenía cinco años – creo que entonces empecé a querer se actriz- me encantaba jugar. No me gustaba el mundo que me rodeaba, porque era algo triste, pero me encantaba jugar a la casa; era como si pudiera trazar los propios límites. Una podía inventar situaciones y fingir y aunque los otros chicos no tenían mucha imaginación, una podía decir ¿Oye, qué tal si tú eres fulano y yo mengana? ¿No sería gracioso? Bueno y aunque era solo un juego, cuando me dijeron que eso era actuar, decidí que eso era algo que quería hacer. Algo en que se podía jugar. Pero cuando creces, se descubre lo que es actuar, y que la gente hace el juego muy difícil.

Foto aparecida en el reportaje revista Life.

Marilyn Cinéfila

Algunos de mis parientes adoptivos me solían mandar al cine para sacarme de la casa, y allí me sentaba yo todo el día y hasta la noche, una niñita sola ante una pantalla enorme. Y me encantaba todo lo que pasaba, no me perdía nada.

Mujer independiente

Me encanta actuar cuando realmente doy en la tecla. Siempre tuve demasiada imaginación para ser nada más que dueña de casa. También, tenía que comer por supuesto, Nunca me mantuvieron, para decirlo bien claro. Siempre pagué mis gastos. Siempre tuve orgullo de valerme por mí misma. Además, Los Angeles era mi ciudad, así que cuando me decían “Váyase a su casa”, les contestaba: “Estoy en mi casa”.

Foto aparecida en el reportaje revista Life

Estrella famosa

La primera vez que me di cuenta de que era famosa, fue cuando llevé a alguien al aeropuerto y al regreso vio mi nombre en la marquesina de un cine. Detuve el auto a distancia, era demasiado para verlo de cerca. Yo pensaba ¡Con que es así como se ve! Y aunque en el estudio me decían: “Recuerde usted no es una estrella”. Ahí estaba mi nombre con luces.

En realidad, tuve la impresión de ser una estrella gracias a los periodistas hombres, ellos me decían “Usted es la única estrella”. Creo que ellos me hicieron comprender que era famosa.

Una dosis de nervios

Aunque tenga que decir en una escena solo ¡Hola!, la gente deber recibir lo que vale su dinero y es obligación mía darles lo mejor que puedo producir. Hay veces que pienso, por qué no seré la mujer que hace la limpieza, pero supongo que todos los actores pasan por eso. No solo quieren ser buenos, tienen que serlo.

Cuando a mi profesor Lee Strasberg le dijo: “No sé lo que me pasa, pero estoy un poco nerviosa”, me contesta “Cuando no lo esté, renuncie, porque la nerviosidad indica sensibilidad”.

Happy birthday Mr. President!

 Me sentí honrada cuando me invitaron al Madison Square Garden el día del cumpleaños del Presidente. Hicieron silencio cuando yo aparecí para cantar, era como si se me viera la enagua o algo por el estilo. Pensé qué horror si no me sale la voz.

Ese silencio del público me conmueve. Es algo así como un abrazo, pensé ¡Por Dios, voy a cantar esto, aunque sea lo último que haga!

Mientras realizaba su particular interpretación del “Happy birthday”.

Impuntual

Marilyn era conocida por llegar atrasada a los estudios de grabación. Acerca de esto dijo: Mucha gente llega a tiempo y no hace nada, yo los veo se sientan a charlar y conversar sobre sus vidas. Clarck Gable dijo de mi: “Cuando está, está. Con todo lo que es. Está allí lista para trabajar”.  

Actitud frente a la fama

Una forma básica de tratar la fama es encararla con honestidad, y la otra forma de hacerlo es cuando ocurre algo… y las cosas que tratan de hacerle a una son difíciles de aguantar- entonces recurro al silencio.

El hombre común

Antes de iniciar la entrevista, Merryman comenta que Marilyn le enseña su casa, pero les prohibió tomar fotografías en ella. “No quiero que todo el mundo vea exactamente cómo vivo, qué aspecto tiene mi sofá y mi chimenea. Conoce usted el libro “Everyman (“El hombre común”), bueno quiero estar solo en la fantasía del hombre común.”

La casa era pequeña, tenía tres alcobas y estaba construida con estilo mexicano, era la primera casa totalmente suya. Estaba entusiasmada con ella. Realizó un viaje a México para decorarla, mirando objectos en tiendas y fábricas, para encontrar amoblarla de forma adecuada. Las cosas más grandes no habían llegado aún, ni ella las vería jamás instaladas.

Foto aparecida en el reportaje revista Life

Desafortunadamente estoy involucrada en un viaje de libertad en protesta por la pérdida de los derechos de las minorías pertenecientes a las pocas estrellas terrestres restantes. Después de todo, todo lo que exigimos es nuestro derecho a brillar“. Parte del telegrama que envío Marilyn Monroe   a Robert Kennedy el 13 de junio de 1962.