Estudio sobre la experiencia de millones de conductores de todo el mundo dejó a nuestro país como uno de los peores del planeta en cuanto a la experiencia frente al volante. ¿Cómo influye esto en la calidad de vida de los chilenos?
Hace unos días, la aplicación de tránsito Waze, evaluó la experiencia de 50 millones de usuarios de más de 160 ciudades de 32 países, con el fin de determinar cuál es el mejor lugar para manejar. Cabe destacar que Waze es una app asistida por GPS para teléfonos inteligentes, la cual informa las mejores rutas actualizadas en tiempo real, en relación a los recorridos realizados por sus usuarios, quienes además pueden reportar accidentes, congestiones de tráfico, controles de velocidad y peligros en la vía, entre otros.
Este Índice Global de Satisfacción de los Conductores dejó a Chile como uno de los peores del mundo para conducir, lo que para la especialista en Calidad de Vida de la Universidad del Pacífico, Karina Gatica, no es ninguna novedad.
“Esto es sólo es un reflejo de que aún somos un territorio fragmentado y diverso, a pesar de aparecer muy bien rankeados en algunos estudios. Tal como se presenta, por ejemplo, en el ranking internacional de Globalization and World Cities Study Group and Network, en el cual Santiago se encuentra dentro de las 35 ciudades denominadas ‘gamma’, que son aquellas que presentan indicadores de mundialidad de acuerdo a los focos de servicios globalizados con que cuenta”, señala la Directora de Magíster de la Facultad de Ciencias Humanas.
En concordancia con lo anterior, la experta menciona un Informe de la Secretaría Ministerial de Planificación y Coordinación donde se señala que la región Metropolitana, “por una parte, exhibe indicadores altamente competitivos en cuanto a infraestructura y conectividad, desarrollo tecnológico, calidad y cantidad de sus recursos humanos; atributos que le han reportado reconocimiento y valoración internacional. No obstante, persiste una preocupante desigualdad en la distribución del ingreso, inequidades territoriales, ambientales y sociales”, precisa.
Y es, a su juicio, esta presencia de desigualdades sociales la que no permite contar con una ciudad armónica e integradora, sustentable socialmente y generadora de igualdad de oportunidades. “Existen desigualdades que se expresan en sectores urbanos consolidados y con buenas condiciones de infraestructura y equipamiento urbano, pero con una población empobrecida, como es el caso de algunas comunas de la Región Metropolitana”, comenta Gatica.
Impacto en la calidad de vida
La especialista en Calidad de Vida de la Universidad del Pacífico, Karina Gatica, dice que las transformaciones de las que ha sido objeto la región, se expresan en modernizaciones crecientes en su equipamiento e infraestructura, pero también en segregación socio espacial. “Se observa altos niveles de contaminación ambiental, deterioro de la calidad de vida urbana, descuido por los espacios públicos y escasez de compromiso y pertenencia con los barrios en que se vive”, puntualiza.
Lo anterior, se ve reflejado en el malestar de quienes habitan en la ciudad. “Una de las dificultades que se presentan son aquellas asociadas a la movilidad urbana, ya sea por las limitaciones económicas en virtud del alto costo del transporte; limitaciones de distancia que no nos permiten movilizarnos como quisiéramos por la ciudad, dando respuesta a las necesidades de movilidad que se presentan producto de nuestra vida cotidiana; limitaciones de organización para la gestión de nuestras propias actividades y, en definitiva, el acceso a los distintos lugares de la ciudad a los que debemos ir diariamente, nuestros hogares, trabajos, colegios, etc.”, asevera.
Según expone Karina Gatica, todo lo anterior reduce nuestros espacios y tiempos para realizar actividades y establecer nuevas relaciones, limitando las condiciones para la vida y la convivencia. “Esto repercute sobre una significación negativa de las prácticas cotidianas que desarrollamos. El movimiento en la ciudad va perdiendo significado, en virtud de su escasa fluidez, dejando tiempos significados como perdidos o muertos, justamente hoy, cuando una de nuestras mayores necesidades es la movilidad”, comenta.
Así, hoy una de las principales dificultades que se presentan son precisamente aquellas referidas a la movilidad urbana y su impacto en la calidad de vida de las personas. “Desde el plano subjetivo, existe la percepción de los habitantes de la ciudad que las condiciones del transporte no son las adecuadas, el transporte público no ofrece las condiciones para su óptimo desplazamiento, los costos asociados a él se consideran excesivamente altos, los tiempos de desplazamiento son extensos, lo que sumado a las largas jornadas de trabajo sin duda aumentan la sensación de malestar entre los habitantes de la ciudad, aumentando el estrés de los citadinos y en definitiva la negativa percepción de nuestra propia vida”, concluye la Directora de Magíster de la Facultad de Ciencias Humanas de la Universidad del Pacífico.
Foto vía: www.mendozapost.com