Se trata de una obsesión enfermiza por desarrollar masa muscular, una preocupación patológica que se manifiesta en la incapacidad de ver con exactitud el tamaño propio del cuerpo. Este comportamiento se presenta más en hombres y tiene rasgos obsesivos y negativos relacionados con la apariencia.

Se acerca el verano y con ello la preocupación por vernos bien, poder usar una mini falda o lucir perfectos un traje de baño. Es en este contexto en el que muchos comienzan a asistir de forma regular al gimnasio. Sin embargo, hay un grupo de personas para las que esta inquietud es aún mayor, manifestando un trastorno caracterizado por la preocupación obsesiva por el físico y una distorsión del esquema corporal.

De acuerdo a lo expuesto por el psicólogo de Centros Médicos Vidaintegra, Fernando Marchant, dentro de los síntomas de la vigorexia está la necesidad de acudir al gimnasio por varias horas diarias, la sensación de culpa si se interrumpe la práctica deportiva, el objetivo de querer aumentar la masa muscular sin lograr sentirse satisfecho con los resultados, además de no estar a gusto con el propio cuerpo.

“Generalmente, estas personas mantienen una dieta estricta de proteínas e hidratos de carbono con ausencia total de grasas. Tienen baja autoestima y se sienten poco atractivos frente al sexo opuesto”, explica el profesional. Asimismo, el deporte se convierte en su vida, se auto observan permanentemente en el espejo, y algunas veces hacen uso de sustancias peligrosas para el desarrollo muscular, como hormonas y suplementos alimenticios.

El psicólogo de Centros Médicos Vidaintegra, indica que esta afección se puede presentar tanto en hombres como en mujeres, aunque predomina más en el sexo masculino, en un rango etario que va entre los 18 y los 35 años.

Consecuencias

Según Fernando Marchant, se podría presentar:

– Ansiedad

– Aislamiento social y familiar

– Desgarros y esguinces producto de la sobrecarga de peso en el gimnasio

Cómo reconocer la vigorexia

Una persona sana mantiene una nutrición equilibrada y flexible, al igual que el ritmo de su actividad física, además de una adecuada valorización personal. Un individuo con vigorexia, en cambio, tiene una obsesión desarrollada, es extrema en todo, muy preocupada de detalles sobre qué come y cómo aumentar su musculatura, dejando de lado los contactos y encuentros normales por ir al gimnasio y estar muchas horas ejercitándose. “También, tiene serios problemas de autoestima y mala imagen corporal. Se mira constantemente  al espejo y jamás está conforme con los resultados. Sus ideas y pensamientos se hacen irracionales y pierde total objetividad de la realidad de su cuerpo”, agrega el profesional.

Tratamiento

El especialista explica que se debe abarcar tanto la línea psicológica, farmacológica  y dietética. La psiquiatría puede aportar  al manejo adictivo, obsesiones, ansiedad y depresión que podría estar implicada. La medicina  aborda  el aspecto relacionado a  la salud física y dietética que debe normalizarse. “Respecto a la  ayuda psicológica, la meta es ayudar a cambiar la forma de relacionarse con el cuerpo, superando la preocupación patológica, cambiando formas de pensar, ayudando a resignificar un auto concepto favorable de sí mismo, con emociones y sentimientos  favorables”, concluye Marchant.

Foto vía: www.culturismo.cl