Por: Elizabeth Salazar T.
Este jueves llegó a las salas de cine, la película que tiene nominada al Oscar como Mejor Actriz Principal a Jessica Chastain, que nos muestra la vida de la famosa telepredicadora Tammy Faye (Chastain), que desde su tierna infancia sintió una particular cercanía con Dios. De hecho, durante una predica, conoce a quien se convertiría en su marido Jim Bakker (Andrew Garfield), él se dio cuenta desde el inicio que, con el talento para el canto de ella y la oratoria de él, formaban una buena sociedad para poder dedicarse a la difusión religiosa. Y tenía razón, ya que ambos inclusive llegaron a tener su propio programa de predicación durante los años 70 y 80, gracias al que fueron conocidos mundialmente, no conformes con eso, además, tuvieron un parque temático.
Con un look particular, que incluía pestañas indelebles, abundante maquillaje, pieles y colores llamativos (Nominada al Oscar por Mejor Maquillaje y peinado), Tammy Faye, logró convertirse en todo un personaje, pero el éxito televisivo no iba de la mano con su vida familiar su matrimonio que en realidad no era lo que aparentaba, esto sumado a los problemas económicos, que los llevaron hasta a tener problemas con la justicia, lo que se transformó en todo un escándalo en la época.
Una comedia negra, que tiene momentos tan bizarros como graciosos. En especial, quienes crecimos en los 80, aún recordamos este tipo de programas que convirtieron a predicadores en famosas estrellas televisivas. Recuerdo en particular, el caso del norteamericano Jimmy Swaggart, cuyo programa televisivo terminó cuando lo descubrieron junto a una prostituta. Esta película nos muestra la época donde estos programas eran grito y plata. Gracias a lo cual Faye, su marido y entorno aprovecharon para sacar dividendos grandes y tener una vida acomodada, en torno a las ganancias que les producían todo lo que hacían en torno a la religión.
Tammy Faye, a pesar de su fama y dinero, no logró ser feliz, empezó a utilizar pastillas para mantenerse trabajando y mostrar esa felicidad aparente para las cámaras de televisión. Creo que Chastain, cumple con su rol, de buena forma, el maquillaje está bien logrado, además, se ve irreconocible en algunas escenas. Andrew Garfield, reafirmando que es un muy buen actor y que sólo hasta ahora está siendo reconocido, de verdad creo que hace un excelente papel como Jim Bakker, a ratos llega a ser detestable.
Una película para pasar un buen rato, que revela, el lado oscuro de los predicadores, que mostraban ante su audiencia televisiva, la imagen de llevar unas vidas incólumes.
Director: Michael Showalter
Duración:126 Minutos
Distribuye: CineColor Films