Estudiantes y académicos de la Escuela de Desarrollo Social de AIEP se refirieron al tema y desarrollaron la aplicación de cada principio.

El rol de la educación parvularia y de los educadores de párvulos puede ser determinante para el futuro de un país. La primera infancia incide directamente en la forma en que un ser humano se desarrolla el resto de su vida, por esto ocuparnos de la salud emocional de los más pequeños es prioritario, más aún en contextos de excepcionales como el que estamos viviendo.

En el día que conmemoramos a los educadores de párvulos y a los técnicos asistentes en educación parvularia, te invitamos a conocer por ellos mismos algunas ideas para cumplir con los cinco principios que promueve la Subsecretaría de Educación Parvularia.

“La primera infancia es una etapa importante en el desarrollo cognitivo, social y emocional de niños. La subsecretaría de Educación Parvularia está promoviendo una mejor infancia a través de la crianza respetuosa en el hogar y las interacciones de calidad en todos los ambientes en donde se desenvuelven los niños desde el nacimiento hasta los 3 años, es el propósito de la iniciativa 5 Principios”, comenta Ximena Cabrera, directora de la Escuela de Desarrollo Social de AIEP.

Principio 1: Dale todo el amor

Por Luz Enríquez – Estudiante Técnico de Nivel Superior Asistente de Párvulos, AIEP Concepción.

Este principio pedagógico es muy importante, ya que nuestros niños y niñas prosperan cuando su mundo es amoroso y seguro. Cuando uno expresa su amor y responde a sus necesidades, se les enseña que ellos pueden contar con nosotros. ¿Cómo poner en práctica este principio en el hogar?

Para los bebés pequeños de 0 a 12 meses/ Sostenerlos (sostenerlos, besarlos y abrazarlos), es muy importante el intercambio de amor, y juegue con ellos: manténgalo cerca, sonríale, hágale muecas y háblele en voz juguetona. Tengan “conversaciones” en la cual ambos respondan a los sonidos.

Bebés de 12 a 36 meses/ Abrazarlos regularmente: abracen a sus niños y niñas para ayudaros a sentirse seguros y queridos. Hablar de sus sentimientos: por ejemplo, decirles “parece que estás asustado porque te caíste”, te sientes mal ahora pero todo va estar bien.  Esto le enseñará al niño o niña a expresar sus sentimientos y a entender las emociones. Involucrarlos: por ejemplo pueden ayudar en cosas simples mientras está cocinando. Esto hace que se sientan útiles y proporciona oportunidades para el aprendizaje.

Principio 2: Háblale, cántale y señálale las cosas.

Por Carolina Saldaña – Docente, Escuela de Desarrollo Social, AIEP Osorno. 

Es importante hablarles en los primeros años de vida porque el cerebro genera conexiones neuronales a una velocidad 500 veces mayor que en etapa adulta. Lo que hacemos durante los tres primeros años va a favorecer el desarrollo integral del niño o niña y fijará de mejor forma todo lo que vaya construyendo. El desarrollo del lenguaje verbal y comprensivo se puede potenciar cantándoles, leyéndoles cuentos o con rimas, incluso a partir de los tres meses de gestación, es una forma de mostrarles el mundo.

Los primeros educadores son las familias, la mamá, el papá o el cuidador. Este principio va a permitir también que vaya conociendo diferentes texturas, diferentes colores, olores, sabores, qué le gusta, qué no le gusta y se irá desarrollando a través de canalizar sus emociones a partir de los dos años, conocidos como “los terribles dos”, que es cuando los niños comienzan a sentir ciertas emociones pero no saben canalizarlas.

El adulto tiene que tener una buena conexión, si lo logra desde un principio como mamá, papá o como educador de párvulo, va a tener no solo la capacidad de desarrollar de forma integral a este pequeño, sino que también de poder acoger y de contener las necesidades que vayan surgiendo a lo largo de su desarrollo preescolar.

Principio 3: cuenta, agrúpale y compártele las cosas.

Sandra Vidal – Docente Escuela de Desarrollo Social, AIEP Curicó.

Por años se ha pensado que las matemáticas son difíciles, sin darnos cuenta de que están a nuestro alrededor. Desde pequeños hay que acercar a los niños a este mundo matemático, es importante que les hablemos con los colores, con las formas, comparando las cosas alrededor. Eso da un bagaje neurológico importante para que cuando se presenten los aprendizajes y los contenidos ya van a estar incorporados en su red neuronal y será mucho más fácil. La niña y el niño ya estarán familiarizados. Por eso este principio es fundamental.

Podemos hacerlo desde la cuna, por ejemplo, al mudar al bebe, comparar la mano del adulto con la de él, contar en voz alta sus deditos, aprovechar la instancia del baño y hacer lo mismo con sus piececitos. Si estamos frente a ellos, con su carita, contar las partes de la cara, comparar con uno. A medida que el niño o niña va creciendo podemos contextualizarlo en situaciones cotidianas, no necesariamente hay que estar con material didáctico estructurado, puede ser con las actividades de la vida diaria.

Cuando la niña o niño está más grande podemos hacer que nos ayude a contar los calcetines, que compare cuáles son iguales, más grandes, más pequeños, agrupar por colores. Otra instancia cotidiana es que nos ayude a poner la mesa, que compare tamaños y formas. No necesitamos

mayores recursos para trabajar con las matemáticas, están ahí, al alcance de la mano para que el niño desarrolle su agilidad mental.

Principio 4: Exploren mediante el movimiento y el juego

Por Catalina GarridoEstudiante Técnico de Nivel Superior Asistente de Párvulos, AIEP Talca.

El movimiento es fundamental para el desarrollo de los niños/as en varios planos, como el neurológico, motor, intelectual, emocional y social, permitiendo la interacción constante con su medio ambiente y con otros. Esta práctica de movimientos y de acciones con sentido permitirá a cada niño y niña organizar y construir, de manera paulatina, una representación mental de su cuerpo y de sí mismo.

Potenciar esto en la infancia permite que, en la adultez, exista una mayor conciencia de su cuerpo, una coordinación favorable y, por lo tanto, una mayor facilidad para involucrarse en actividades que requieran voluntad corporal.

Algunos conceptos para trabajar consisten en posibilitar que manejen diferentes objetos, proveer objetos de diferentes colores, maneras y texturas para jugar. Manejar objetos ayuda a la coordinación mano-ojo y las capacidades motoras. Utilice objetos diarios. Deje que se muevan libremente, que su hijo o hija explore sus alrededores alcanzando, rodando, moviéndose y gateando. Además, esto ayuda a que vean las cosas a partir de nuevos ángulos y su sitio dentro del espacio que ocupan.

Principio 5: Lean y comenten cuentos

Por Milena Glavich – Docente Escuela de Desarrollo Social, AIEP.

El niño nace con el cerebro incompleto y con toda la estimulación que se genera en el hogar, en la sala cuna y en el jardín infantil, los niños van generando conexiones neuronales. Hacia los tres años el niño debiese tener un 80% de su cerebro desarrollado. Es muy necesario estimular la lectura y el desarrollo del leguaje, el principio invita a escuchar, para desarrollar la imaginación a través de un buen relato, la creatividad y también ampliar y desarrollar el lenguaje.

Las educadoras y las asistentes de párvulo tienen un amplio campo de estimulación, a través de técnicas como cuenta cuentos, distintos tipos de teatro, teatro de sombras y teatro de máscaras. Otra cosa importante son las lecturas compartidas, donde el niño escucha atentamente un cuento en el que nos hemos puesto de acuerdo con él, haciéndoles preguntas previas, pregunta durante y preguntas al final.

Lo importante es que les relaten cuentos, no solo leer, porque a los más chiquititos debemos mostrar imágenes grandes, únicas, de colores atractivos, luego cuentos, recitar poemas, canciones trabalenguas, todas estrategias que van a posibilitar que los niños y las niñas desarrollen no solamente el lenguaje, sino que también el pensamiento, para que aprendan a concentrarse, a atender lo que la educadora está narrando. Así serán capaces de desarrollar el pensamiento y el lenguaje.