Este modelo tradicional de venta ofrece una serie de beneficios que no pueden ser replicados completamente en el entorno virtual, destacándose como una experiencia insustituible para los consumidores.

La Asociación Gremial de Marcas de Retail informó que el 67 % de las empresas reportaron un aumento en las ventas de tiendas físicas. Además, el 33 % de los comercios experimentaron un crecimiento superior al 10 %. Esto demuestra que las tiendas físicas siguen siendo un pilar fundamental para las ventas, incluso en una era donde el comercio digital domina las conversaciones sobre consumo.

Por su parte, Busho que inició operaciones en tiendas físicas a mediado del 2023 hoy ya cuenta con más de 500 espacios comerciales disponibles para ser arrendados mediante su aplicación, además este 2024 las marcas que arredraron los espacios de la marca, vendieron más de $300.000.000 de pesos.

El contacto directo con el cliente, el cara a cara, es un aspecto esencial de la venta física. Este contacto no solo genera confianza y fidelidad, sino que también aporta credibilidad a la marca. “Tener una tienda física permite a los consumidores experimentar una sensación de seguridad al saber que pueden interactuar directamente con el vendedor, explorar el producto y obtenerlo de inmediato. En un mercado digital donde la competencia se mide principalmente por el precio, las tiendas físicas ofrecen una ventaja: el cliente elige al proveedor que tiene el producto en el momento, sin la incertidumbre de los tiempos de entrega”, señala Raúl Alfaro, CEO y fundador de Busho.

Las tiendas físicas también son un motor de posicionamiento y potenciación de marca. Aspectos clave como la credibilidad, la confianza y la cercanía están profundamente vinculados con la experiencia de compra presencial. En un espacio físico, los clientes pueden probar la calidad de los productos, lo que refuerza su decisión de compra y genera una experiencia de consumo más rica y satisfactoria.

Además, la venta física conecta con la esencia misma del intercambio humano. Desde los inicios de la humanidad, el acto de transar y comerciar siempre ha estado ligado al contacto visual y a la confianza entre las partes. Este elemento humano, donde comprador y vendedor se miran a los ojos, refuerza la relación comercial y crea un vínculo que trasciende el simple acto de compra.

“Para aprovechar al máximo estos beneficios, es crucial que las tiendas físicas ofrezcan un ambiente acogedor y seguro. Un espacio bien diseñado, que inspire tranquilidad y confianza, permite a los clientes explorar los productos con comodidad y realizar transacciones sin preocupaciones. Este enfoque refuerza la sensación de seguridad, alejando el temor a posibles fraudes y consolidando una experiencia de compra positiva”, enfatiza Alfaro.