Columna de la Psicóloga Varinia Signorelli
Convivir significa vivir con otros y cuando hablamos de un ambiente escolar sano, hablamos de un ambiente donde existe respeto entre sus miembros, se aceptan las diferencias individuales y existe un clima de colaboración para poder aprender y compartir diariamente.
Con el fin de aportar en este adecuado ambiente escolar, se espera que nuestros niños puedan ser capaces de reflexionar en torno a las consecuencias de sus acciones: en este punto la autorregulación tiene un papel fundamental ya que permitirá que, al lograrla, pueda obtener mejor resultados de sus decisiones aportando a un adecuado ambiente.
Un punto importante en un adecuado ambiente escolar es el desarrollo de la empatía en nuestros niños. La empatía es la capacidad que tiene una persona para ponerse en el lugar del otro, pero no solo imaginar cómo sería estar en el lugar de su compañero/a sino que siendo capaz de sintonizar con el tono emocional de éste otro. El desarrollo de esta habilidad en nuestros niños/as es un gran desafío, porque va a ser determinante en las relaciones futuras que nuestro hijo/a mantenga y va a propiciar un mejor ajuste social en el futuro. Los niños aprenden a empalizar al estar en contacto con otros niños: al jugar, compartir, conversar, etc. La tecnología y los juegos que motivan al desempeño individual, merman la posibilidad de empatizar ya que para anteponerme a las reacciones de otro o para comprender lo que siente debo tener contacto directo mediante la interacción cara a cara y el olvidado: mirar-a-los-ojos-mientras-hablamos
Como padres tenemos una gran tarea en aportar a una sana convivencia escolar, ya que los niños/as aprenden los patrones de resolución de conflicto y la forma de responder frente a las dificultades, de lo que observan de las figuras significativas (sus padres y familia)
Comúnmente los niños observan a sus padres y “heredan” de éstos la manera de responder frente a la frustración o a las dificultades.
Por esto es muy efectivo el ir guiando a nuestros niños sobre las posibles soluciones y la importancia del respeto a las personas. Esta transmisión valórica que parte en casa, será la base de la construcción que haga el niño/a desde su propia exploración del mundo que lo rodea.
Es importante que los niños/as sientan la cercanía afectiva de sus padres, cuando un niño se siente considerado por sus padres y respetado en sus ritmos individuales, es sin duda, un niño/a que va a buscar vínculos similares en los entornos que frecuenta. Así también será motivador de este tipo de relaciones respetuosas, practicará lo aprendido en casa en su relación con los pares y promoverá que se haga lo mismo, siendo un líder positivo innato.
Tomando conciencia sobre la importancia de la construcción en conjunto, de una sana convivencia escolar, vamos a sentirnos capaces de guiar a nuestros hijos en la búsqueda de soluciones frente a los pequeños conflictos que deberán solucionar a diario, en la búsqueda de su propias metas con respecto al trabajo escolar y de ir conociendo los diferentes aspectos de sí mismos y de los otros.
Somos actores centrales en la construcción de un adecuado entorno para nuestros hijos y una adecuada contención emocional para ellos, lo que experimenten será lo que repliquen y busquen en el futuro.
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