• Apoyarse en otras personas durante el proceso educativo de los hijos e hijas es fundamental para mantener un equilibrio, cuidando así la salud física, mental y emocional, y también el bienestar y desarrollo de los niños y niñas.  Fundación CAP entrega algunas recomendaciones.

Criar a los hijos e hijas es una tarea llena de momentos satisfactorios y, al mismo tiempo, compleja y demandante. Probablemente hay veces que los padres o cuidadores se sienten como “pulpos o malabaristas”, ya que necesitan estar permanentemente equilibrando los desafíos de este proceso, con los recursos y redes de apoyo que tienen para enfrentarlos. Cuando se pierde este equilibrio de forma sostenida en el tiempo, pueden llegar a sentirse agobiados, dejando de disfrutar de la crianza de sus hijos e hijas. Por lo tanto, es fundamental apoyarse de otras personas y así mantener un equilibrio físico, mental y emocional.

“Ninguna persona es perfecta, todos y todas tenemos recursos y fortalezas, pero también tenemos necesidades y aspectos en los que necesitamos guía.  Probablemente, alguna vez hemos sentido estrés o inseguridad frente al tema de la crianza. Este proceso, aunque nos llena de orgullo y satisfacciones, también tiene complejidades y nos produce mucho cansancio físico y psicológico; por lo tanto, requiere de aprendizaje y de apoyo. En este sentido, es importante asumir que no podemos con todo y que es recomendable solicitar ayuda cuando sea necesario”, señala la psicóloga del Programa Aprender en Familia de Fundación CAP, Oriana Pizarro. Y agrega,  “reconocer nuestros límites y los momentos en los que necesitamos apoyo es parte esencial de nuestro autocuidado. Y saber que podemos contar con alguien, en caso de requerirlo, nos hace sentir seguros y acompañados en este desafío de crianza”.

La crianza se hace más fácil cuando se vive con otros, en comunidad, ya que juntos aprendemos, y aportamos en el desarrollo y aprendizaje de los niños y niñas. Tal como dice un famoso proverbio africano: “Para criar a un niño hace falta toda una tribu”.  Buscar apoyo no sólo se necesita para reparar o mejorar algo que no está funcionando muy bien, sino, sobre todo, para prevenir y promover el desarrollo de todos los miembros de la familia.

Es muy importante conocer las redes con que contamos en caso de necesitarlo: la familia extendida, amigos y amigas, el jardín infantil o colegio, vecinos y vecinas, redes de la comuna en la que vivimos, entre otros.

Algunas recomendaciones que pueden ayudar:

  1. Hacer una lista de las redes de apoyo con las que contamos, para apoyarnos en el desafío de la crianza. Para ello, es bueno preguntarse: ¿Con quién puedo contar cuando necesito que alguien cuide de mi hijo o hija? ¿A quién puedo recurrir cuando me siento sobrepasado o sobrepasada? ¿Quién puede apoyarme cuando hay algo que no sé o me genera dudas respecto a la crianza? ¿A quién puedo llamar si ocurre algo grave?
  2. Establecer espacios y momentos en los que compartiremos los desafíos de la crianza. Así, compartimos responsabilidades y no nos sobrecargamos de exigencias. Podemos, por ejemplo, dividir algunas labores con nuestra pareja, como el baño o los traslados a las actividades, o establecer algunos días de la semana en las que algún familiar o amigo cercano y de confianza quede a cargo del cuidado de nuestros hijos para poder hacer alguna actividad que disfrutemos. 
  3. Vincularnos con otras familias que estén pasando por situaciones similares a las nuestras, para así compartir experiencias, aprender unos de otros y escucharnos. Estas familias pueden ser amigas o amigos, o también apoderados del curso de nuestros hijos o hijas.
  4. Involucrarse en actividades del centro educativo al que asiste nuestro hijo o hija, para fortalecer las redes con el colegio o jardín infantil, y también para conocer a otras familias. Por ejemplo, asistir a las reuniones de apoderados, participar de talleres o actividades voluntarias o del centro de padres, entre otras.