Por Caro Yañez, Psicóloga Organizacional. Autora de Crescendo Colaborativo: Personas Felices, Empresas Productivas.
@caroyanezcl
Ya tenemos suficiente con nuestra carga personal, familiar y laboral, como para sumar otra “carrera” a nuestra lista de exigencias: exhibir, narrar y publicar hasta el llegar al burnout, nuestros logros laborales y académicos.
Nuestro propio látigo autoexigente, aflora diciéndonos “Oye, nos has publicado esta semana, no vas a crecer, no serás un profesional competente, no serás referente, nadie sabrá que te has especializado…desaparecerás. La verdad desde la desnudez humana misma ¿Realmente a alguien le importa, si posteaste 0, 1, 3 o 5 veces en una semana? ¿Y si posteas, te leen realmente? Lo paradójico, es que después nos quejamos de que tenemos jefaturas tiranas.
Vuelvo a hacerme una pregunta ¿en qué momento publicar se transformó en una obligación más que una opción? ¿Por qué nos aterra, quedarnos abajo, fuera, no visibilizado? Hoy muchos son los profesionales que lo comienzan a advertir en silencio y optan por publicar cada vez menos agotadas del ruido digital.
El comparativo constante con otros profesionales y que además algorítmicamente aparecen siempre en tu pantalla, agrega una carga estresora adicional que te hace sentir insuficiente, menos capaz y con la sensación de quedar al debe “detrás de esos otros logros” que deberían al menos inspirarte para que consigas lo mismo.
¿Y qué pasa con las mujeres? Se vuelve un arma de doble filo, ya que debemos mostrarnos altamente competentes, académicamente a la vanguardia, líderes pioneras, gestoras de oportunidades para otras, dominadoras del balance trabajo/familia y alquimistas de las RRSS para hacerlas explotar. Entonces la autopromoción en LinkedIn genera una tremenda incongruencia; sentimos que es necesario hacerlo para abrir camino, pero nos quema profundamente.
El conflicto, NO SE GENERA, por la red en sí misma que es una impactante y potenciadora comunidad de sinergia profesional, sino por la propia capacidad personal de comprender qué es lo que realmente queremos comunicar, trascender y mostrar a los otros.
Antes de publicar pregúntate lo siguiente:
- ¿Publicas para no desaparecer o porque tienes algo que decir?
- ¿Generas contenido y luego dudas si subirlo, por lo que van a pensar los otros y puedas sonar poco profesional?
- ¿Tú contenido expresa quién eres o te blindas tras un personaje que se amolda al juicio de los demás, para que el saldo sea positivo?
- ¿Has resentido emocionalmente la presencia constante en RRSS?
- ¿Qué pasa si dejas de publicar algún tiempo o si dejas la periodicidad?
- ¿Tu valor al publicar lo mides por resultados reales o por el feedback dado por las interacciones?
Muchas de las preguntas, tienen la siguiente respuesta. Si no estás o si desapareces un ratito NO PASA NADA. Las personas no te extrañan, todo sigue funcionando y siguen consumiendo otros contenidos. No lo digo para coartar tus aportes, sino para que bajes algunos cambios en esta carrera que puede hacer que te estrelles.
¿Sabes que puede pasarte si estás todo el tiempo, luchando por mostrarte de manera auténtica, con el doble presentismo de estar atento a muchas responsabilidades y actividades y además con el pensamiento rumiante de ¿qué posteo? ¿cómo impacto? ¿cómo lo hago diferenciador? ¿Cómo gano más seguidores? Algunos me dirán, pero yo vendo a través de esta plataforma, está bien, pero un trabajo planificado y sin ese “hacer por hacer” o mostrar algo porque debo cumplir con un número de posteos semanales, marca la diferencia.
Qué maravilla, que todos podamos nutrirnos de mayor conocimiento, celebrar nuestros logros, compartir con otros nuestros esfuerzos (porque cada cual sabe lo que le ha costado), mostrar nuestras habilidades para formar redes, contactar profesionales para encontrar nuevos trabajos, aprender mutuamente; pero naciendo desde el propósito, la verdad y el orgullo personal sincero y no del miedo/ego a quedarnos fuera, recuperando el sentido original para desarrollarnos, potenciándonos desde la originalidad y la diversidad que nos complementa, sin máscaras.
Entonces ¿queremos ser visibles o trascendentes?








