Por Paula Araya, Gerente General The Body Shop
El estereotipo del adolescente que vive en las nubes, que “anda en su mundo”, desconectado de su realidad, se cae a pedazos. Hoy, la juventud ha encontrado maneras de involucrarse en instancias que les permitan dar su opinión, participar, e intervenir en diversas discusiones actuales. Según datos del SERVEL, para el Plebiscito de 2020, el rango etario que más acudió a las urnas fue el segmento entre los 20 y los 24 años, seguido del grupo entre los 18 y 19 años, para estar en tercer lugar los del rango entre 25 y 29 años.
Uno de los aspectos interesantes que fueron incorporados a la propuesta de la Nueva Constitución, es que jóvenes de 16 y 17 años podrán votar voluntariamente en las distintas instancias de participación ciudadana, como elecciones y plebiscitos. Independiente del resultado del Plebiscito de Salida, es una iniciativa digna de llevar al Congreso para lograr el mismo objetivo: lograr que nuestra sociedad progrese hacia un modelo en donde se reconozca a la juventud como miembros activos de la sociedad; creo que aspectos como estos son claves para cultivar una democracia saludable. También, demuestra que las juventudes han materializado su interés y voluntad de participar en una sociedad que, por lo general, tiende a pensar que no se interesan en asuntos públicos.
Sobran ejemplos de jóvenes que, a través de distintas plataformas, han levantado la voz por el medio ambiente, por los animales, por las mujeres, por los niños y niñas, por las personas con discapacidad, por las diversidades sexuales, y otros grupos. Hay mucho que aprender de la valentía que han demostrado las juventudes para intervenir en la sociedad, aprovechando sus años más frescos para generar cambios que impacten y beneficien a la sociedad.
Pero manifestarse no es suficiente. Dar a conocer un problema es el primer paso, sí, pero se requiere mucho más. Pasar a la acción de forma concreta es algo que no está siempre al alcance de la juventud por motivos económicos o la dificultad que implica organizar o siquiera tener acceso a recursos. Y es ahí donde “el mundo adulto”, como instituciones, empresas y gobiernos, puede intervenir y apoyar a activistas como Julieta Martínez, Catalina Velasco (más conocida como Cata Submarina), y muchas más que trabajan por demandas que nos enorgullecen y motivan a ser mejores.
The Body Shop es una marca activista desde su inicio, y trabajamos día a día para ser coherentes con ello. Nuestro último y más grande proyecto, Be Seen. Be Heard, está diseñado para formar más adolescentes fuertemente comprometidas con sus pares y comunidad en general. Gracias a la Fundación Tremendas y las municipalidades de Viña del Mar, Peñalolén, Quilicura, Ñuñoa y San Joaquín, hoy estamos coordinando en Chile nuestra campaña local #CiudadanasTBS, para crear distintos Consejos Municipales, donde niñas y jóvenes podrán expresar sus inquietudes y proponer iniciativas que impacten positivamente a su entorno.
Hacerles ver que son parte importante de la comunidad las motivará a retribuir a un país que las escucha. También, nos permite volver a creer en la institucionalidad y enseñarles que se puede trabajar en conjunto por un país mejor, sanando así la profunda crisis de confianza en Chile. En este Día Mundial de la Juventud, queremos reafirmar que el ímpetu de los espíritus jóvenes es la fuerza de cambio que se necesita en el mundo. Así lo creía una revolucionaria mujer llamada Anita Roddick, nuestra fundadora, y hemos trabajado incansablemente por ese ideal. Nuestra campaña junto a Tremendas es una prueba de ello.
Tenemos fe en el potencial que la juventud chilena exhibe y, aunque en algún momento ese “divino tesoro” sea un lindo recuerdo, tenemos la responsabilidad colectiva de forjar una estructura que le permita a las nuevas generaciones tener la confianza de alzar la voz por las causas justas que sus corazones los motiven a seguir.