Carolina Montero 2014Columna de  Carolina Montero

Gerente comercial de Seniority Chile.

Este mes celebramos el mes del adulto mayor y en este contexto, quiero tocar un tema que para los nativos en la tecnología puede carecer de matices novedosos, sin embargo, para nuestros adultos mayores es un tema realmente trascendental, ya que puede cambiar la forma de relacionarse con los más jóvenes y hacer de ellos, personas vigentes y permitir que se sientan útiles en un mundo que cada día se vuelve más desechable. Y el tema de fondo es poder responder ¿la utilización de nuevas tecnologías tiene edad? Siempre hemos visto que el uso de nuevas tecnologías se asocia a gente joven, son ellos quienes más provecho sacan al uso del internet, celulares de última tecnología, iPad y tablet’s, entre otras herramientas.

Desde hace varios años, nuestra sociedad ha ido incorporando diferentes tecnologías a la educación -desde los primeros niveles de enseñanza-, por lo que no es extraño ver como niños se manejan en el uso de estas herramientas para su educación y diversión. Y en este ámbito también vemos cómo se han comenzado a crear entornos para que las personas mayores se integren en este sistema de conexión 24/7 y no queden fuera de los avances que la vida ofrece.

El uso de éstas como también de internet, propicia la creación de un entorno de comunicación, facilitando y promoviendo el desarrollo de relaciones interpersonales y el contacto con su ambiente, independiente de la capacidad de movilidad del individuo o de la situación espacio temporal donde se encuentre. Esta perspectiva, sin lugar a dudas, va a abrir una nueva forma de comunicación para este grupo de personas que tiene mucho que aportar, además de su conocimiento, su forma de ver la vida, más pausada y con un análisis que sólo los años lo da.

Recuerdo hace un par de años, un caso que me conmovió profundamente: un residente estaba muy enfermo y era probable que falleciera pronto.  Uno de sus hijos vivía en Europa y no podía venir a Chile a despedir a su padre. Fue en ese instante donde la tecnología pudo hacer algo impensado… ambos se vieron, conversaron y se miraron a través de Skype. El residente pudo hablar y ver a su hijo, a pesar de estar a kilómetros de distancia.  La incredulidad, el asombro y la felicidad que nuestro residente tuvo en esos momentos de comunicación fueron maravillosos.  No sabía cómo, pero en una pantalla de computador veía y escuchaba a su hijo.  No logró entender la tecnología que había detrás de la comunicación, pero valoró el haber “estado” con su hijo en ese instante.

No soy muy partidaria de la comunicación “tecnológica”, ya que en muchas ocasiones se pierde el foco y vemos cómo todos en nuestro alrededor están más pendientes de mirar la pantalla de su celular, que de mirar a la persona que está al lado. En el Transantiago, en el metro, en la sala de espera, en todas partes, se puede observar como las personas se han olvidado de mirarse o de disfrutar su alrededor; sólo les interesa la pantalla que tienen en sus manos. Pero, cuando recuerdo la experiencia que acabo de detallar, agradezco lo que la tecnología puede llegar a hacer por nuestros adultos mayores.