“Es importante mantenernos conectados con ellos, escucharlos de verdad con atención, responder a sus emociones y a lo que nos dicen, validar sus emociones, ayudándoles a poner en palabras lo que le pasa”, dice la sicóloga.

Por Rebeca Ubilla M.

Nuestros niños se han transformado en unos de los verdaderos héroes de la pandemia por coronavirus que nos afecta. Llevan meses sin salir, sin ir al colegio, y compartir con sus amigos. Ante esta situación nace la necesidad de brindarles un apego seguro. Las razones? Las explica la sicóloga Isabel Camus.

-¿En los tiempos que vivimos, que tan importante es desarrollar el apego con nuestros niños?

-Siempre es importante, porque es relevante para el desarrollo del niño, sin importar lo que ocurra en el contexto. Sin duda, tener un apego seguro o más cercano a seguro, en estos momentos, es un factor protector para nuestros niños. Porque podrán enfrentar mejor las situaciones que pueden ser estresantes para ellos en su contexto y también enfrentar mejor los posibles niveles de estrés más elevados de sus padres o adultos que los cuidan. 


-¿En qué acciones concretas se puede traducir un apego positivo con nuestros niños?

 -Es importante mantenernos conectados con ellos, escucharlos de verdad con atención, responder a sus emociones y a lo que nos dicen, validar sus emociones, ayudándoles a poner en palabras lo que le pasa (te sientes enojado porque no puedo jugar contigo ahora, te entiendo, te enoja esperar) y hacerles saber que es válido sentirse así.

También se traduce en nuestra capacidad de comunicarnos con ellos de manera respetuosa, explicándoles por qué creemos que es importante para nosotros hacer ciertas cosas y por qué creemos que es importante para ellos hacer lo que los guiamos a hacer. Observando sus juegos podemos tener una idea de las emociones que están intentando procesar y podemos, en otros momentos, ayudarles explicándoles aquellos temas que aparecen una y otra vez en sus juegos.


-¿Qué tipo de apego puede calificarse como negativo?

-Uno en que observamos que el niño, no siente que puede acudir a sus padres cuando se siente mal o no sabe cómo resolver alguna situación, uno en que cuando los niños son pequeños y los padres intentan calmarlo y no lo logran. Un padre o cuidador que mediante la regulación de sus propias emociones, no logra regular al niño o niña que cuida.

 También a través del juego podemos observar si el niño o niña, están procesando muchas emociones displacenteras, cuando son más retraídos y no expresan directamente sus emociones de enojo, tristeza o inseguridad.


-¿Cómo seguimos “educando” en cuarentena y mantenemos el apego con los niños?

-Lo importante es que la sobrecarga que puede ocurrir en el cuidador o cuidadora, sea manejado de manera, que los padres o cuidadores puedan contar con el tiempo y energía para mantenerse conectados y escuchando a niños y niñas. No hay nada más importante en el desarrollo de una persona que el apego que le podemos ofrecer en la niñez, por lo que todo el resto es secundario.

 Si notamos que nuestros hijos no están bien emocionalmente, que están rabiosos, inseguros, tristes, o que cambia su manera natural de comportarse, es importante que llevemos el foco a nuestra conexión con ellos, a escucharlos. También es importante que ellos nos escuchen, somos tan personas como ellos, por lo tanto también es importante para la salud emocional de padres y cuidadores, poder expresarse y ser escuchados, para cuidar su propia salud mental, que es la que sostiene la salud mental de sus hijos. 
Además, en términos de aprendizaje, si bien los niños aprenden fuertemente por el modelaje u observación de sus padres o cuidadores, es importante que los adultos expliquemos lo que nos sucede, nuestra lógica de comportamiento, nuestra lógica de cuidado, cómo nos sentimos y las emociones que gatillan nuestras decisiones. 


-¿Qué beneficio reporta a los niños sentir el apego de sus padres sobre todo en estos tiempos de pandemia?

La consecuencia de un apego seguro, es un niño que se siente seguro, es un niño que sabe que sabe que puede contar con su padres para resolver sus emociones displacenteras o sus problemas y eso deja una huella de seguridad en los recursos propios en la adultez.

No se trata de resolver todo por ellos, eso, está lejos de escucharlos, porque los niños naturalmente buscan la autonomía, en la medida que se sienten listos para enfrentar una tarea. Y si nuestro foco, siempre es resolverles sus problemas antes de darles la oportunidad de que muestren si se sienten listos para intentarlo ellos, entonces apagamos su impulso natural de autonomía. Por otro lado, si no los escuchamos cuando piden algo, cuando se sienten inseguros, cuando quieren compartir algo de manera, en una proporción que notemos que los deja tranquilos y de formas que ellos puedan anticipar, por ej. tenemos rutinas de conexión en el día, que el niño o niña conocen, o tenemos normas clara, por ej. cuando mamá come, no se para a buscar otras cosas o cuando papá habla por teléfono, no es un momento de conexión pero cuando termina si puede ser, etc. 

Sicóloga, Isabel Camus