En el último tiempo nos hemos acostumbrado a ver cada día más manifestaciones de bullying o acoso, que afectan principalmente a  los niños, adolescentes y jóvenes. Las escuelas se han convertido en semilleros de acosadores que atacan de forma física, verbal o sicológica a aquellos individuos que aparentemente se ven más débiles.

El bullying en Chile es pan de cada día, tal como lo era en  Finlandia hace un par de años, cuando alertados por los altos índices de este fenómeno, en la Universidad de Turku, idearon un método llamado KiVa, que hoy  se aplica al 90% de las escuelas finlandesas y se ha exportado a más de diez países: Holanda, Reino Unido, Francia, Bélgica, Italia, Estonia y Estados Unidos entre ellos.

KiVa, se inició como un pequeño proyecto educativo que cuenta con muchos elementos que pueden ser utilizados tanto por los docentes y directivos, en las escuelas; como por los padres, en sus hogares; ayuda a detectar a aquellos alumnos propensos al acoso o bien aquellos que son victimarios.

No consiste en un sistema de reprimenda, sino más bien en un método que ayuda a los individuos en problemas a superar la situación y a considerar formas y soluciones para erradicar el problema.

Cómo funciona KiVa

“¿Es esto acoso?”, suele ser la pregunta que los profesoras que aplican el programa finlandés le realizan a los estudiantes mientras proyectan una serie de dibujos que muestran diferentes situaciones de conflicto entre alumnos. A algunas láminas, los alumnos contestan sí, en otras no está tan claro y dudan.

Los estudiantes son asistidos en tres etapas de su vida escolar:  a los 7 años, los 10 y a los 13. Deben ir a una veintena de clases en las que aprenden a reconocer el acoso y donde realizan ejercicios para mejorar la convivencia.

En cada centro educacional donde se aplica este sistema, hay un equipo de profesores que son los que actúan cuando se denuncia un caso de acoso. Todos los docentes deben estar atentos a posibles conflictos y deben avisar al equipo KiVa para que tome el control de las situaciones.

Los docentes se entrevistan con el o los acosadores, la víctima y a cuantos alumnos crean conveniente citar, analizando en qué momento es mejor comunicar la situación a los padres y hacer un seguimiento del caso.

El grupo contra el acoso se compone de maestros que el propio director elige, teniendo en cuenta sus notas universitarias y su relación en  temas relacionados con la violencia escolar o estudios de comportamiento de grupos, entre otras disciplinas.

Este trabajo de los profesores, es a su vez seguido por los investigadores de la Universidad de Turku, que mediante encuestas periódicas observan la implementación y el resultado de la intervención.

“Una clave para combatir el bullying es la manera sistemática en que KiVa guía a los profesores del colegio a coordinar y organizar actividades anti bullying. KiVa no sólo es un pack de materiales, es un proceso. Hemos incluido también juegos de computador. Estas son maneras motivantes de aprender de las temáticas anti bullying”, aseguró a Huffington Post una de las investigadoras de la Universidad de Turku.

KiVa incluye así actividades, materiales de enseñanza digitales y estrategias para que los alumnos empaticen con las víctimas de bullying. Los resultadosn hablan por sí mismos.  Un 98% de los estudiantes cuya situación de bullying fue interceptada por un equipo KiVa, aseguró luego que su situación había mejorado.

Los adultos no están usualmente presentes cuando el acoso escolar sucede, por lo que también se les enseña a los niños cómo reaccionar cuando presencian situaciones de esta índole. Así que profesores y alumnos aprenden qué hacer, cuándo hacer y cómo. También existe un sistema online anónimo para denunciar actitudes de bullying directamente al equipo del colegio.