Muestra de 43 grabados que recorren parte de su excepcional legado artístico podrá visitarse de forma gratuita en el Palacio Schacht hasta abril.

El centenario del nacimiento de la talentosa pintora y grabadora chileno-española y Premio Nacional de Artes, Roser Bru Llop (Barcelona1923-Santiago 2021), culmina en Providencia tras una itinerancia de sus más destacados grabados por diversas ciudades a lo largo de Chile (Iquique, Antofagasta, Valparaíso, Talca, Concepción). Se trata de la exposición “Roser Bru de Norte a Sur”, que muestra su prolífica faceta de artista, en este caso de grabadora, con una retrospectiva única de 43 grabados creados entre la década del ’50 hasta los ‘2000, en la Sala Mayor del Palacio Schacht (Av. Nueva Providencia 1995) desde el 28 de enero hasta el 14 de abril, de martes a domingo de 10 a 18 horas. 

“Recibir parte de la sobresaliente obra de Roser Bru es una gran noticia para que nuestros vecinos y público en general puedan seguir admirando su delicado y sensible trabajo artístico tan ligado a nuestra comuna, cuyo entorno le fue tan familiar”, señala la alcaldesa de Providencia y presidenta de su Fundación Cultural, Evelyn Matthei.

Es la primera exposición creada y organizada por la Fundación Roser Bru -con financiamiento de Fondart– tras su fallecimiento en 2021 a los 98 años, y en la que el público podrá recorrer una diversidad de técnicas (buril, aguafuerte, aguatinta, litografía, serigrafía y xilografía) que han sido editados por distintos sellos, especialmente por el Taller 99, del que Bru fue parte desde sus inicios en 1956, hasta su muerte. Grabados que a lo largo del siglo XX y entrado el XXI reflejaron la sensibilidad de la artista por temáticas vinculadas a la memoria, la historia, los acontecimientos sociales y políticos, pero también por su sensible y profunda mirada de la mujer y su cotidiano. “La curatoría busca “mostrar los principales ejes conceptuales que cruzaron su obra, fundamentados en su sensibilidad expresiva por la representación de las mujeres y por la memoria, que la conecta a la crítica histórica y social y a los derechos humanos tanto en Chile como en España”, subraya la curadora de la muestra, Inés Ortega-Márquez.

Entre los grabados expuestos se encuentra parte de la serie “Made in Spain” (1966) recientemente adquirida por el Museo Reina Sofía de Madrid. El recorrido de grabados presenciales es completado por códigos QR en los que se podrán apreciar de manera digital 10 obras de pintura y un textil, y material complementario como catálogo digital, biografía y material audiovisual.

“Estamos seguros de que esta bellísima muestra que resalta la sensibilidad artística de Roser, testigo de nuestra cotidianeidad, fascinará no solo a sus seguidores, sino conquistará al público de nuestro Festival Sale el Sol”, expresa el director ejecutivo de la Fundación Cultural de Providencia, Jorge Andrés González.

Por su parte, la directora de la Fundación Roser Bru e hija de la artista, Agna Aguadé Bru, sostiene que “es muy importante dar a conocer las obras que custodia la Fundación creada por la propia artista y, por primera vez, abrimos parte de nuestra colección al público y a la descentralización territorial y cultural, y esperamos contribuir en la difusión del legado de Roser Bru a través de nuestra fundación. Por otra parte, esta exposición no solo viene a recordar su centenario sino también este año sumarnos a la conmemoración de los 85 años de la llegada del barco Winnipeg, en el que llegó como refugiada de la guerra.

Sobre Roser Bru:

Roser Bru Llop (Barcelona, 1923 – Santiago de Chile, 2021), llega a Chile junto a su familia el 3 de septiembre de 1939 a bordo del Winnipeg, barco que, gracias a la gestión de Pablo Neruda, transportó más de 2200 republicanos exiliados tras el final de la Guerra Civil Española. Roser se inscribió́ ese mismo año en la Escuela de Bellas Artes de la Universidad de Chile, siendo discípula de los maestros Pablo Burchard e Israel Roa. 

Paralelamente, ante la precaria situación económica de su familia, pintaba cajitas, botones, ilustraciones, “lo que viniera” como decía. Su padre muere de tuberculosis en 1945 y Roser se focaliza en el trabajo, su hogar, su familia, sus hijas y en lo cotidiano: se nutre de sus propias vivencias y cuerpo, protagonistas de su incipiente obra. En 1948 formó parte del Grupo de Estudiantes Plásticos (GEP) que logró gran influencia y reunió́ en el bullente Parque Forestal del momento, a artistas de distintas disciplinas de la Generación del 50, con el objetivo de cuestionar los modelos de enseñanza establecidos y explorar nuevas formas de acercarse y producir artísticamente. 

Roser es invitada en 1956 a ingresar al Taller 99, fundado por Nemesio Antúnez y se convierte en su casa, su espacio de creación gráfica de grabados, serigrafías, xilografía. Hasta el final de su vida, en sus más de 70 años de carrera, se convierte en voz potente de estas técnicas y maestra de jóvenes generaciones. En 1958, viaja a Europa y regresa por primera vez a Barcelona -después de 18 años- en un reencuentro con sus raíces que la marcó profundamente y activó su memoria, que ya para siempre transita entre dos dimensiones temporales: pasado y presente. 

Los años 60 nos revelan ya una Roser determinada e independiente, distante de pertenencias a grupos, y a las controversias entre la abstracción geométrica y el informalismo lideradas por el Grupo Rectángulo y Signo respectivamente, conformando así una producción de estilo propio al seno de su generación del 50. 

En las obras de los últimos años profundiza su preocupación por los conflictos sociales y los hechos históricos dramáticos, planteando un discurso crítico de gran fuerza frente a la injusticia, al drama de la guerra, la tortura, los desaparecidos. Introduce nuevos elementos del arte contemporáneo como fotografías intervenidas, frases y números en un mayor acercamiento a la realidad. Acentúa su preocupación por la problemática humana, especialmente la de la mujer, donde el cuerpo femenino es materia en situación límite. 

Entre los cargos que ha desempeñado figuran el de profesora de dibujo y pintura en la Escuela de Arte de la Universidad Católica de Santiago desde 1964 a 1968, y profesora invitada al taller de pintura en 1989. 

Bru ha participado en numerosas exposiciones individuales y colectivas en Chile y el extranjero, y ha obtenido cerca de 30 premios que la han hecho merecedora de un destacado lugar dentro de la plástica nacional, figurando entre los más importantes el Premio Nacional de Artes Plásticas (Chile, 2015), la Medalla de Oro de las Bellas Artes (España, 2018),  la Medalla Creu de Saint Jordi (Cataluña, 2020), Premio Academia Chilena de Bellas Artes (2010), Medalla al Orden del Mérito Artístico y Cultural Pablo Neruda, Consejo Nacional de la Cultura y las Artes (Chile, 2004), Premio Altazor de las Artes Visuales (chile 199), entre muchos otros. . 

Algunas de sus obras se encuentran en el Museo de Arte Moderno de Nueva York, Museo de Brooklyn, Museo MAC de Arte Contemporáneo de Santiago, Museo de Arte Moderno Chiloé, Museo Nacional de Bellas Artes de Chile, Metropolitan Museum of Art, Museo de Arte Moderno de Río de Janeiro, Staatliche Museen de Berlín, Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, Madrid, MNAC Museo Nacional de Arte de Calunya, Barcelona.

© Roser Bru, foto Rafael Munita, 1998 / © “La infinita vida” Fundación Roser Bru, foto Patricia Novoa. 

COORDENADAS 
“Roser Bru de Norte a Sur”

Del 27 de enero al 14 de abril, martes a domingo de 10 a 18 h, entrada liberada.

Fundación Cultural de Providencia, Sala Mayor (Av. Nueva Providencia 1995)

www.roserbru.cl / Instagram: @fundacion.roserbru