• La investigación determinó la existencia de dos tipos de personas infieles, así como las causas que hacen que dejen de ser leales a sus parejas.

Un equipo integrado por científicos de las Universidades de Washington y Connecticut realizó un estudio sobre la infidelidad, determinando dos grandes motivos por los cuales una persona es infiel a su pareja.

La investigación fue encabezada por la socióloga Pepper Schwartz y está disponible en el portal estadounidense Live Science.

La primera causa es el aburrimiento, el cual se da en personas intrépidas que odian acomodarse en una relación, a pesar de lo felices que puedan estar con sus parejas. La atracción por sentirse vivos y probar nuevas emociones los lleva a experimentar el engaño.

Según explica la socióloga, “aunque estas personas no buscan activamente tener una aventura, no dudarán en vivir un fugaz romance con -por ejemplo- un compañero de trabajo si este se lo pide claramente”. Este perfil sería el de las mujeres que se suelen inscribir en sitios de citas, porque a pesar de tener marido, quieren sentir de nuevo la pasión, pero sin abandonar a su esposo.

La otra gran causa que genera infidelidad es cuando la persona es infeliz en su relación, pero no quiere ponerle término a su matrimonio por dependencia económica o para no dejar a los hijos en común. “No quieren salir de la relación por razones diversas, pero ese dolor les refuerza emocionalmente y hace que tengan una aventura” explica Schwartz. En estos casos, el sexo es un factor determinante a la hora de tener una aventura.

Infidelidad

Otras causales

Además de las anteriores, los expertos señalan que existen otra serie de razones secundarias que pueden llevar a una persona a tener una aventura, tales como vengarse de su pareja o el dinero. Por ejemplo, cuando los hombres ganan un sueldo menor al de sus mujeres, son mucho más propensos a engañar a sus esposas, para no ver minada su masculinidad. “Sabemos que, cuando se amenaza su masculinidad, los hombres son más propensos a involucrarse en comportamientos hipermasculinos, tales como el engaño o el sexo”, concluye la socióloga.