En época de altas temperaturas los episodios de migraña podrían presentarse de manera más frecuentes si no se toman las precauciones adecuadas. El llamado es que quienes padecen esta enfermedad identifiquen sus gatillantes para prevenir que se desencadene una crisis.

Las altas temperaturas, el exceso de sueño, la deshidratación, la mayor luminosidad, entre otros, representan un desafío para quienes tienen migraña en verano. Este padecimiento es la  cefalea más invalidante, afecta tanto a hombres como a mujeres y se caracteriza por fuertes dolores de cabeza, los cuales en su gran mayoría empeoran con el movimiento. En Chile, el 12% de la población se ve aquejada por esta patología, lo que significa que alrededor de 2 millones de chilenos han presentado alguna o más crisis de migraña a lo largo de su vida.

De acuerdo a la Encuesta Nacional de Salud 2016 – 2017, es la patología que lidera la lista de enfermedades frecuentes en Chile. Asimismo, afecta a alrededor del 10 % de la población mundial. La migraña es una enfermedad neurológica compleja que se caracteriza por cefaleas recurrentes que pueden ser debilitantes[1]. Si bien esta enfermedad se confunde frecuentemente con fuertes dolores de cabeza, lo cierto es que puede producir episodios de gran intensidad con síntomas asociados como náuseas, vómitos y/o mareos con sono y/o fotofobia, capaces de invalidar a una persona para que pueda realizar sus actividades de manera normal.

La Dra. Cecilia Cárdenas, neuróloga de Clínica Universidad de Los Andes, explicó que la migraña “es una condición invalidante y probablemente una de las principales causas de licencias cortas. Lo que representa una pérdida económica importante para el país, y un gasto para el paciente en consultas médicas de urgencia, exámenes, hospitalizaciones”.

En cuanto a la migraña y las altas temperaturas, la Dra. Cárdenas señaló que es muy importante el factor ambiental. “La recomendación es que las personas eviten el calor, se protejan con gorros o sombreros, no exponerse al sol de manera prolongada. El aire acondicionado ayuda a evitar esto y algunas veces cuando es muy severo el cuadro, los profilácticos juegan un rol relevante. Pero hay una limitación porque no todas las personas cuentan con aire acondicionado, entonces la idea es evitar las altas temperaturas”.

Otros de los factores ambientales importantes son la luminosidad. “Los pacientes que tienen fotofobia tienen este factor como gatillante, por tanto, es importante que usen lentes de sol, por ejemplo. La hidratación también juega un papel importante. Los migrañosos tienen que tomar siempre gran cantidad de líquido. Si haces deporte y no te hidratas puede detonar una crisis. Un paciente hidratado tiene menor posibilidades de generar un episodio”, destacó.

Durante las vacaciones, las personas tienden a cambiar sus rutinas, trasnochar, beber alcohol, comer comidas pesadas, grasas, embutidos. “Los pacientes que reaccionan al alcohol deberían evitarlo, mientras que, en el caso del trasnoche, la idea es que despierten más tarde y que mantengan sus horas de sueño. Un migrañoso crónico hace sus propias restricciones, mientras que el episódico tiene mayor dificultad para detectar que gatillantes debe eliminar o restringir”, puntualizó.

Si los episodios son muy frecuentes, es recomendable hacer una consulta con un neurólogo, ya que puede tratarse de una forma crónica de la patología. “La gente no cree que estas crisis son invalidantes, que un paciente tome un medicamento y no lo alivie, y que tengan que terminar en un servicio de urgencia tomando medicamentos fuertes. Pero la verdad es que pueden afectar momentos importantes de la vida de una persona, como las vacaciones, o eventos relevantes como el matrimonio de un hijo, o que no puedas atender a tu familia. Eso no lo entiende la gente a menos que tenga un migrañoso cerca. Incluso la familia puede no entender la invalidez que una crisis puede producir. Desafortunadamente la incomprensión de los pares, el temor a una nueva crisis y la gravedad de los síntomas lleva al paciente al abuso por medicamentos y migrañas de rebote, lo que dificulta el tratamiento adecuado. Es por eso que el control médico es fundamental para apoyar al paciente a que controle sus crisis y que así mejore su calidad de vida”, finalizó la Dra. Cárdenas.