• Codirigido por Josefina Pérez-García y Felipe Sigala, el filme que tuvo su estreno mundial en el Festival Internacional de Cine de Thessaloniki, retrata la acción de las inmobiliarias en un ecosistema.
     
  • Desde el 22 de junio en salas de Santiago y regiones.

La industria inmobiliaria ha desestabilizado el entorno natural de la ciudad de Concón, en la costa de Chile, obligando a los habitantes y escenarios naturales de la región a encontrar nuevas formas de adaptarse y sobrevivir. El documental “Nidal”, de Josefina Pérez-García y Felipe Sigala, representa la convivencia de especies y la transformación acelerada de los paisajes debido a la ocupación humana.

Es el primer largometraje documental de la Carrera de Cine de la Universidad del Desarrollo. Un proyecto que se trabajó de manera constante por casi 3 años y que da como resultado ser la película de egreso de sus realizadores.

El documental tuvo su estreno mundial en Festival Internacional de Cine de Thessaloniki, Grecia, y ha recorrido Chile y el mundo recibiendo aclamaciones.

Se estrenará el 22 de junio en cines de Santiago y regiones. La distribución en Chile se financia gracias al apoyo del Fondo de Fomento Audiovisual, en la modalidad Distribución Unitaria de Largometrajes.  

SIGALA: “Sentimos la imperativa necesidad de que la película fuese documental”

“Como se trata de un fenómeno real, preocupante y urgente, sentimos la imperativa necesidad de que la película fuese documental”, cuenta el codirector Felipe Sigala. “Una ficción no habría podido vislumbrar la crudeza del suceso, ni su belleza atípica. Siempre trabajamos bajo la premisa de que debíamos inferir lo menos posible en lo que ocurriese dentro del plano, pues son los seres humanos los responsables de que sucedan estos procesos de transformación. La única intervención nuestra fue el encuadre de la cámara y la sucesión de planos, y la forma cinematográfica que permite esto es el documental”.

“Creo que el guion inicial, previo al rodaje, estaba escrito desde la nostalgia por lo que nos costó mucho entender que el espacio ya no se comportaría como se comportaba décadas atrás, y aceptar esa idea tanto prácticamente, lo que significaba buscar otra forma de articular la película, como emocionalmente, que implicaba reconocer que el lugar de la infancia ya no existía, fue el proceso más duro y el que nos obligó a redirigir la película y permitirnos ir armando el relato a medida que íbamos redescubriendo este espacio y como este se habitaba”, agrega la codirectora Josefina Pérez-García.

El gran referente de los cineastas, según cuentan, es el “Direct Cinema”. “Quisimos obviar cualquier tipo de dispositivo que ofrece el cine para intensificar el drama. No tiene movimientos de cámara, voz en off, música ni instalación lumínica. Existe solo el registro natural, sin intervención del suceso u objeto visto en cámara, para abstraer la pureza de este y observar sin interferencia su desenvolvimiento con su entorno y respecto al fenómeno que retrata la película. Jodorowsky describía la meditación como “dejar de existir para que el mundo exista”, siento que esta frase describe muy bien nuestro acercamiento al tema y la forma de realizar el documental”, señala el codirector.

“El único objetivo claro que se mantuvo constante durante el proceso fue el de retratar este espacio y los acontecimientos en todo su esplendor, mostrarlos por cómo son, manipulándolos lo menos posible. Fue un proceso condicionado totalmente por el descubrimiento de nuevos hitos y de adaptación por parte del equipo. Dos elementos con los que se recomienda nunca trabajar en el cine son el clima y animales, como en la película trabajamos con ambos, fue muy duro, pero igual de gratificante conseguir lo que necesitábamos”, destaca Sigala.

PÉREZ GARCÍA: “Una película documental experimental, poética, contemplativa”

“Creo que esta película es una reflexión en torno al evolucionar de los espacios, si bien no creo que sea una película que tome una posición neutral respecto a lo que estamos viendo, no creo que llegue a ser una película de denuncia. Nunca buscamos representar datos duros ni estadísticos de la degeneración del espacio desde una mirada medioambientalista, sino que mediante la observación y la vivencia personal buscamos retratar la reestructuración del entorno y la relación entre los distintos habitantes que conviven en él”, destaca Josefina Pérez García.

¿Con qué se encontrará el público?

“Hallarán una película distinta, que carece de los recursos comunes en el cine, pero que al ver “Nidal” se darán cuenta que estos son innecesarios cuando el sujeto a retratar es autosuficiente en cuanto a drama y conflicto. Hallarán una obra con un valor estético altísimo, que permite conflictuar al espectador respecto a las imágenes que están viendo. Genera conflicto, no saben si admirar o repudiar lo que están observando, y esta dualidad está siempre presente en la realidad, por lo que inmediatamente lleva a la experiencia personal”, indica Sigala. “También lo podrán ver como un retrato de un espacio que puede resultarles familiar, finalmente es el litoral central, que es común para una parte importante de los chilenos, pero nunca visto con esta mirada y punto de vista, entonces da la posibilidad de observar el entorno con otros ojos. Para los que no conocen el lugar, es un caleidoscopio cromático y sensorial producto de la inmensa diversidad de creaturas que habitan el espacio, orgánicas e inorgánicas, texturas opuestas, ritmos disonantes y la conformación de este lugar que consiste en capas, que la película busca develar de a poco”.

“El público se va a encontrar con un documental que lo invite a reflexionar sobre cómo habitamos y compartimos los espacios”, agrega la codirectora.

FICHA TÉCNICA
“Nidal”
Documental
Duración: 61 minutos
Idea original: Matías Zúñiga.
Dirección: Josefina Pérez-García y Felipe Sigala.
Dirección de fotografía: César Rivas.
Edición: Josefina Pérez-García.
Producción: Josefina Pérez-García y Felipe Sigala.
Casa Productora: Cine UDD

INFORMACIÓN DE CARTELERA

Estreno: 22 de junio
Salas: Santiago y regiones