La espirulina contiene cerca de un 60% de proteínas que, al ser de origen vegetal, resultan mejores que las que aporta la carne: tienen menor índice de toxinas que las proteínas de origen animal y, por tanto, para nuestro organismo resultan más fáciles de eliminar. Desde luego, los índices de proteínas en la carne son menores.
Como todas las algas, la espirulina es rica en minerales (calcio, hierro, manganeso, magnesio, fósforo, potasio, zinc..), contiene aminoácidos esenciales (como betacaroteno, retinol…) y vitaminas. Son un potente antiinflamatorio, ayudan a combatir el cansancio físico y psíquico y son recomendables en las dietas de adelgazamiento por su poder saciante.
Por eso, millones de personas la utilizan como complemento alimenticio perfecto, siguiendo las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud.