La relación amorosa entre un docente y un estudiante es desigual y tiene una base sicológica muy fuerte detrás.
El viernes recién pasado se celebró el Día del Profesor y más de alguno seguramente recordó a ese clásico amor platónico que nace durante la adolescencia y que se refleja en el estudiante sentado en el pupitre que sueña con la atractiva profesora de lenguaje. Hasta ahí, todo normal. “Es esperable que un adolescente sienta atracción por un profesor, no es extraño. Puede suceder que un profesor y un alumno se enamoren. Ocurre, pero eventualmente los profesores debiesen poder manejar de una manera sana las gratificaciones que tiene la posición docente”, explica María Ester Buzzoni, psicóloga y secretaria de estudios de la Escuela de Psicología de la Universidad del Pacífico.
¿Por qué los docentes son objetos de deseo durante la adolescencia? “Los profesores pueden ser vistos, reconocidos y admirados. Es obligación del adulto saber que la investidura de profesor conlleva ese tipo de reconocimiento y no confundirse ahí, no hacer uso de ese lugar para obtener gratificaciones o beneficios personales”, aclara Buzzoni.
El problema comienza cuando la fantasía se concreta. Los límites se trasgreden cuando un profesor y un alumno comienzan una relación de tipo amorosa. “El vínculo romántico entre un profesor y un alumno es desigual porque hay una diferencia de poder importante en cuanto a la edad, conocimiento y a la capacidad de influir sobre las condiciones de la relación. Un profesor tiene mayor experiencia, poder y conocimiento”, indica la psicóloga.
Los colegios y universidades de todo el mundo ya están generando reglas explícitas sobre este tema. En enero de este año, Harvard, uno de los establecimientos educacionales más prestigiosos de Estados Unidos y del mundo, prohibió a los profesores mantener “relaciones sexuales o románticas” con los estudiantes de grado y postgrado.
Para la sicóloga de la Universidad del Pacífico es importante hacer una diferencia si la relación se da en el contexto colegial o universitario. “Son distintos. Cuando hablamos del colegio, hay una distinción que está dada por la edad de los alumnos, ya que por ley la mayoría de edad es a los 18 años. Es una distinción muy relevante a la hora de abordar el tema, porque las implicaciones de una relación, desigual en cualquier caso, van a tener distinto matiz de edad, consecuencias, etc.”, apunta la experta.
En cualquiera de los dos casos es el maestro quien debe tomar las decisiones importantes y poner cierta distancia. “Una chica de 15 años puede declararse si quiere, pero la responsabilidad es del adulto. En un caso así, es necesario marcar un línea: un profesor no puede traspasar el límite con un estudiante menor de edad que está más vulnerable”, explica la psicóloga María Ester Buzzoni.
Es cierto que hay algunos tipos de profesores que tienen una forma de relacionarse con sus alumnos de manera más gentil y amorosa, pero aun así no se debe salir del marco educacional. “El estilo no debiese vulnerar los límites del otro. Tampoco se deben asumir otras responsabilidades que no sean puramente docentes, como asumir roles parentales, inmiscuirse en la vida personal del alumno, etc. Esos son tipos de transgresiones que pasan muy frecuentemente”, advierte la docente de la Escuela de Psicología de la Universidad del Pacífico.