Por: Elizabeth Salazar T.

El pasado 3 de febrero, Netflix estrenó la serie que se encuentra basada en la novela de Kristin Hanna, que lleva el mismo título. La trama sigue a dos amigas totalmente opuestas, Tully Hart (Katherine Hegl) y Kate Mularkey (Sarah Chalke) y nos muestra su vida en diferentes etapas. Ambas viven realidades muy diferentes, ya que Tully debe convivir con una madre drogadita y liberal, mientras que Kate proviene de una familia tradicional y conservadora. Ambas influyen en diferente manera en la vida de la otra y se apoyan incondicionalmente.

Una serie muy entretenida, pero con contenido, en diez capítulos hace reír y emocionar al espectador. La relación de las amigas es conmovedora, ambas crecen juntas, por lo tanto, comparten momentos importantes de su vida, a nivel personal y profesional.

Katherine Hegl llevaba años alejada de las cámaras, se la comenzó a vetar por tener fama de ser una actriz complicada, en esta serie además de ser una de las protagonistas, es productora. La verdad, es que tanto Hegl como Chalke, tienen mucha gracia en la interpretación de sus roles. Como la serie está ambientada en tres períodos diferentes, tiene música y vestuario de esas décadas, la verdad es que la ambientación y las actrices jóvenes que interpretan los roles protagónicos, están muy bien escogidas.

Una serie que se ve fácil, rápida y muy amena, como dicen por ahí muy maratoneable. Además, más de alguna se sentirá identificada con las situaciones que viven estas amigas, quién no ha tenido o tiene esa amiga entrañable que se convierte casi en una hermana para una. Sin duda, pasarán un muy buen rato viéndola.