¿Sabías que son las mujeres quienes sufren más de dolor crónico? Así es, por esto quisimos conversar con Alejandra Rodríguez, docente de la Escuela de Psicología de la Universidad del Pacífico y jefa de la Unidad del Dolor Crónico de la Clínica Kennedy, quien nos enseña a abordar esta dolencia que afecta a un total de 5 millones de chilenos y tiene efectos sociales, personales, familiares, laborales y económicos
Por Rebeca Ubilla M.
¿Cómo se define un dolor crónico?
El dolor es una respuesta normal del organismo frente a una amenaza. Es una señal de protección frente a un estímulo que daña realmente o que puede dañar potencialmente, ya que el dolor no es sólo indicativo del estado actual de los tejidos. El cerebro responde a la percepción como a la realidad actual. Cuando aparece un dolor agudo y la persona siente daño, de manera automática retirará su cuerpo de la fuente de dolor en un acto reflejo natural. De esta manera, el dolor agudo resulta adaptativo.
Sin embargo, cuando el dolor se prolonga por más de tres meses y persiste, este mecanismo normal se altera, generándose perturbaciones plásticas en el circuito normal.
Sería una alteración del sistema…
El dolor crónico es principalmente, el resultado de una falla en los sistemas naturales de analgesia. Por el desajuste de los sistemas de regulación del dolor, éste se mantiene y perpetúa, generando costos de todo tipo en la vida de la persona que lo padece: sociales, personales, familiares, laborales y económicos. Convirtiéndose en una grave dolencia de salud como la representada por el dolor crónico .
El dolor es una experiencia individual, sensorial y emocional desagradable. Su percepción no sólo está influida por los mensajes que llegan al cerebro, sino que por aspectos cognitivos, emocionales, motivacionales y conductuales que pueden aumentar o disminuir la percepción de éste.
¿Cuándo debemos tratarlo?
Los estudios actuales reflejan el efecto adicional que las técnicas psicosociales obtienen como coadyuvante de las terapias médicas. Los pacientes tratados conjuntamente con ambas técnicas (médica y psicológica) muestran una mayor reducción del dolor, de la incapacidad y de los estados de ánimo negativos.
El tratamiento multidisciplinario es superior al tratamiento médico estándar y a otros tratamientos. Por este motivo, hoy se plantea que es indispensable un manejo integral para el abordaje del dolor crónico, es decir un abordaje multidisciplinario basado en distintas especialidades.
¿Cómo se aborda desde la psicología?
Desde la psicología, existen múltiples técnicas utilizadas y evaluadas como efectivas en el manejo del dolor crónico. Inclusive se plantea que son más efectivos los programas de intervenciones multifocales que utilizan diferentes técnicas que programas que utilizan una sola. La relajación, respiración abdominal o diafragmática, meditación, refocalización son algunas de las técnicas con fuerte evidencia científica como efectivas en el manejo del dolor.
¿En qué consiste la Terapia de Aceptación y Compromiso (ACT)?
El eje central de la atención es la ACT, cuyo objetivo central es que el paciente deje la lucha rabiosa contra un enemigo (el dolor) y establezca otra estrategia que será el convertirlo en un aliado, no para rendirse ni resignarse, ni padecer en una actitud pasiva, sino para comenzar a manejarlo. Aprender a “convivir” del mejor modo con el dolor.
Los estudios evidencian que la ACT es la terapia más efectiva en el manejo del dolor crónico no oncológico, ya que además, aumenta en nivel de eficacia del tratamiento médico
Además del dolor físico, ¿Cuáles son las principales consecuencias que padecen quienes viven este dolor?
Entre las principales repercusiones del dolor crónico, están el insomnio, la depresión, el miedo, la ansiedad, la irritabilidad, relaciones sociales alteradas y cansancio, entre otras. Por otra parte –según investigaciones de la Asociación Chilena para el Estudio del Dolor (ACHED)– son las mujeres quienes sufren más dolor en relación a la población masculina y los principales padecimientos tienen que ver con dolores lumbares y por artrosis, principalmente entre los 50 y 64 años de edad.
Foto de portada: vía www.abc.es