Que las mujeres fortalezcan sus habilidades comunicacionales como una forma de visibilizarse y empoderarse, es lo que busca esta periodista con su escuela BrechaCero. La idea es que las mujeres no se frenen a la hora de mostrarse y se transformen en los referentes que las nuevas generaciones necesitan.

Por Rebeca Ubilla M.

El potenciar las habilidades comunicacionales de las mujeres para disminuir la brecha de género es lo que motivó a Danela Espinoza a crear su emprendimiento, BrechaCero, una escuela de comunicación on line enfocada a las mujeres. Con ella, busca capacitarlas para que logren la seguridad necesaria para  mostrarse a los demás y lograr ser ese referente que las nuevas generaciones necesitan.

Con su escuela, la profesional ha capacitado en casi 4 años a más de 10 mil mujeres en Chile y otros países de Latinoamérica, y hoy cuenta con una portafolio de mujeres a las que ha capacitado para ser fuentes expertas en medios sobre temas que van desde economía, minería o finanzas, hasta yoga o alimentación saludable. 

-¿Cómo nace BrechaCero?

 -Cuando salí de periodismo una de las primeras cosas que descubrí fueron los talleres de media training -orientados a potenciar las habilidades comunicacionales de las personas- en los que capacitaba a gente del mundo de grandes corporaciones y políticos… ahí me di cuenta de la cantidad de talento femenino que se perdía, porque pese a que se les entregaban  las mismas herramientas y se les enseñaban las mismas técnicas que a los hombres, ellas a la hora de llevar a la práctica esto, se frenaban y no se sentían seguras.

-¿Por qué se produce este freno? ¿Qué hace que las mujeres no se sientan cómodas a la hora de ser ellas las voceras o encargadas de comunicar?

-Primero hay un tema cultural, de tener que cumplir con un cierto estándar estético asociado a la industria de la belleza… y luego está el síndrome de impostor que es mucho más fuerte en nosotras. Yo veía a mujeres tremendamente capaces, llenas de títulos que no se sentían lo suficientemente buenas para asumir una vocería y representar a su empresa o partido político.

El síndrome del impostor se da cuando sientes que hay algo que te falta -títulos, experiencia etc.- y me siento un impostor: por qué la gente me elige si no soy eso que dicen.

 Esto hacía que en los talleres que hacía finalmente los voceros terminaban siendo siempre hombres. Por esto y tras la pandemia, decidí formar mi emprendimiento al unir el tema comunicacional con mi propósito de lograr la equidad de género.

¿Qué responsabilidad ves que hoy aún tienen los medios en querer optar por una vocera mujer a la hora de requerir una entrevista?

-No sé si en esto tienen tanta responsabilidad las mujeres propiamene tal, porque es algo que tiene aristas sociales y culturales. Las mujeres nos se dan cuenta de la cantidad de oportunidades que están perdiendo, porque tenemos integrado aspectos como que tenemos que cumplir con un estándar estético y que siempre tenemos que estar probando nuestro valor profesional y personal.

A ello se une que culturalmente, nosotras siempre hemos estado relegadas al ámbito privado y el hombre siempre ha sido empujado al ámbito público. Además, como no vemos a muchas mujeres en ámbitos públicos, comunicándose de manera pública sentimos, de manera inconsciente, que no es un espacio para nosotras.

-¿Desde qué edad parte esa sensación?

-Esto es algo que parte desde que somos muy chicas. De hecho, hay un estudio en la Revista Science que mostró que antes de los 6 años niñas y niños somos exactamente iguales y pueden hacerlo todo. Pero entre los 6 y 8 años, que es la etapa en que ambos empiezan a tomar conciencia de su género, las niñas empiezan a sentirse inferiores.

¿Por qué crees que nos pasa esto desde tan pequeñas?

-Principalmente por la falta de referentes. Vemos solo a hombres haciendo cosas geniales.  Hay otro estudio que dice que a partir de los 9 años las niñas dejan de levantar la mano en la sala de clases, por  considerar que su opinión no es importante.

 Y ahí viene la responsabilidad de los medios que yo creo es crucial… ellos son los encarados de mostrarnos la realidad en que vivimos y el problema es que ella está trastocada, porque vivimos en un mundo mixto en un 50% y el problema es que hoy el monitoreo global de medios dice que las mujeres somos solo el 22% de las voces expertas de los medios de comunicación.  Mi sensación es que los medios de comunicación siguen siendo muy machistas, aunque sé que hay muchos profesionales que por mutuo propio quieren equiparar la cancha.

Cuando tenemos espacios públicos donde la voz de la mujer casi no existe, estamos dejando de lado la visión de la mitad del mundo, porque nosotras tenemos otras necesidades, puntos de vista y vivencias por el solo hecho de ser mujeres son relevantes y que deberían estar. Esto repercute en que le demos pocos referentes a las niñas y jóvene, dando la sensación de que ninguna mujer está haciendo nada increíble y  está lleno de talento femenino y no lo sabemos, porque están escondidas.

¿Cómo salimos de este estancamiento?

Hay varios periodistas que buscan mujeres, el problema es que cuando llegan a ellas, las contactan y ellas no quieren dar su opinión. Entonces lo primero es la capacitación, porque las comunicaciones no son un don, un gen… son una habilidad que se puede desarrollar y cualquier ser humano la puede desarrollar.  Ellas deben entender que comunicarse en púbico es atemorizándor para todo el mundo, pero es algo que se puede entrenar.

¿Crees que las mujeres debemos aprender a sacar la voz?

-Absolutamente. Las mujeres debemos aprender a sacar la voz, pero no esperar a que nos elijan debemos buscar los espacios.

Consejos de Daniela para mostrarte más

-Parte de a poco enfrentando el miedo. Ofrécete para exponer, dar la charla, la entrevista.

-Escribe lo que quieres decir (míralo y edítalo)

-Ensaya.

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