Relojes, alarmas y despertadores son los encargados de marcarnos el día a día durante el año y que en la época estival se desconectan para dar paso a las merecidas vacaciones. En este tiempo es normal que los horarios se relajen y los papás dejen a sus hijos acostarse más tarde, pero ¿cómo afecta esto a los menores? ¿Se puede ser más flexible en esta materia? El Dr. Enzo Rivera, neurólogo de Clínica Ciudad del Mar, explica cómo debe ser una buena rutina de sueño y cómo el descuido de ésta puede afectar la salud de las personas, sobre todo la de los más pequeños.

Durante el verano, los horarios tienden a flexibilizarse debido a las vacaciones, periodo en el que es común escuchar sobre acostarse y levantarse tarde. Sin embargo, hay que tener en cuenta que dormir es una actividad necesaria, pues en ella se restablece el equilibrio físico y psicológico de las personas, además de que ocurren procesos fisiológicos que no se dan en otro estado durante el día.

“El reposo nocturno favorece los mecanismos de reparación, remodelación y metabolismo celular, ayudando a recuperar la energía y las funciones que se han deteriorado durante el día. En el cerebro se lleva a cabo la consolidación de la memoria y aprendizaje, y el cuerpo descansa, por lo que es vital no perjudicar este tiempo”, declara el Dr. Enzo Rivera, neurólogo de Clínica Ciudad del Mar.

Las horas de sueño deben ser respetadas, incluso en época estival, pues si no hay disciplina se cae en el riesgo de padecer el Síndrome de Fase Retrasada (SFR), que se manifiesta cuando las personas comienzan a acostarse más tarde, lo que los lleva a levantarse aún más tarde, hasta que se invierte el ciclo y se termina por dormir de día y no durante la noche. “En vacaciones es importante que la gente, sobre todo los niños, se acuesten a una hora razonable y seguir levantándose no más allá de las 11 de la mañana”, recomienda el neurólogo.

No obstante lo anterior, el Dr. Enzo Rivera destaca que trasnochar excepcionalmente no afecta permanentemente el dormir de las personas, siempre y cuando esa conducta no se convierta en una rutina. Si ello sucede, se necesitará de un tiempo para volver a acostumbrar el cuerpo y el ritmo de sueño.

En el caso de los menores, se generan problemas físicos y emocionales que se presentan cuando vuelven a clases, ya que se necesita al menos una semana para regresar al horario previo. En ese periodo, el niño va a experimentar cambios de humor y decaimiento por cansancio, entre otros.

Calidad del sueño

Para tener un descanso adecuado es necesario tener una buena higiene del sueño, lo que significa dormir en un horario que respete el funcionamiento normal del ciclo sueño–vigilia. En este sentido, el neurólogo de Clínica Ciudad del Mar, Dr. Enzo Rivera, entrega algunos consejos para conseguirlo:

·         Tener un horario fijo para ir a la cama por la noches y también para levantarse. Fallar en esto puede llevar al insomnio

·         No consumir bebidas estimulantes ni hacer ejercicio antes de dormir

·         No llevar el celular ni el computador a la cama

·         Evitar comer demasiado en las horas previas.

·         Evitar consumir líquidos al menos dos horas antes del momento de ir a la cama porque una vejiga llena puede interferir con el sueño.

Un buen dormir

Una sana disciplina a la hora de dormir, respetando las necesidades de sueño y descanso, permite un mejor rendimiento intelectual y físico. De lo contrario, se pueden generar faltas de concentración y memoria, mayor fatigabilidad física y mental, cambios de humor, menor resistencia al estrés cotidiano y mayor vulnerabilidad del sistema inmune.

La necesidad de sueño varía de acuerdo a cada persona, tomando en cuenta factores como la edad, salud y estado emocional, entre otros. En este sentido, el Dr. Enzo Rivera señala las horas de sueño recomendadas por edad:

·         Lactantes: de 12 a 14 horas

·         Escolares: entre 8 y 10 horas

·         Adolescentes: No menos de 8 horas

·         Adultos: Entre 6 y 8 horas como mínimo

“Los ancianos requieren en general menos horas aún, 5 a 6 horas, hecho que confunde a los familiares, que insisten en hacerlos dormir en horas en que fisiológicamente no lo requieren”, indica el neurólogo de Clínica Ciudad del Mar.

Contar con hábitos adecuados es importante para la adaptación de los hijos, pues representa un ahorro de tiempo y energía. “Una rutina definida y estable, con hábitos de higiene, alimentación y sueño adecuados a la edad de cada niño trae múltiples beneficios: genera una sensación de regularidad, que se traduce en seguridad, sensación de autoeficacia y autonomía y favorece la convivencia familiar, evitando conflicto por discurso repetitivo de los padres, supervisión contante, berrinches y reclamos”, afirma el Dr. Enzo Rivera.