El período de transición entre la niñez y la vida adulta involucra una serie de cambios y mayor vulnerabilidad emocional. Por eso, es importante estar atentos a ciertas señales que podrían indicar la necesidad de apoyo profesional. Mónica Herrera, psicóloga de Clínica Bupa Santiago, explica cuáles son y por qué es relevante ponerles atención de forma oportuna.

El 10 de octubre se conmemora el Día Mundial de la Salud Mental, fecha que tiene como propósito incentivar la reflexión sobre el bienestar emocional y su importancia para mejorar la calidad de vida. En este contexto, el grupo etario de los adolescentes requiere especial atención, ya que muchos jóvenes pueden requerir orientación psicológica durante sus años de maduración.

“La fase entre la niñez y la adultez es, de por sí, compleja. Es un ciclo que abarca una serie de cambios físicos, hormonales, emocionales y sociales, haciendo que los jóvenes se encuentren más vulnerables a generar un problema de salud mental. Cuidar la experiencia emocional durante la adolescencia es decisivo, ya que la mayoría de los problemas de salud mental se desencadena entre la adolescencia y los 24 años, y por lo mismo, es relevante abordarlos y detenerlos a tiempo”, explica Mónica Herrera, psicóloga de Clínica Bupa Santiago.

Señales a las que estar alerta

La especialista agrega que, si bien en esta fase es esperable que los adolescentes manifiesten nuevos comportamientos, hay señales que pueden indicar que algo no anda bien. “Hay que poner atención a la irritabilidad, ira, llanto, cambios en el sueño, en el peso y en los hábitos alimenticios. Asimismo, cuando es posible observar pérdida de interés de las cosas que habitualmente le gustan, mayor retraimiento con amigos o familiares, cancelación de actividades con amigos sin ninguna explicación, falta de concentración, dificultades académicas, y preocupaciones o pensamientos que no lo dejan en paz”, sostiene la psicóloga.

También hay que poner atención en caso de que aparezca un grupo completamente nuevo de amigos que nunca había sido conocido por los padres, si hay autolesiones, quemaduras, moretones, o consumo excesivo de alcohol y drogas ilícitas. “Es importante tener en cuenta que un solo síntoma no significa que el adolescente esté experimentando una crisis total. Pero si se observa una o más de estas señales con frecuencia, es recomendable consultar con un especialista en salud mental”, agrega la experta de Clínica Bupa Santiago.

Apoyo oportuno

Es relevante pedir ayuda a tiempo, ya que según explica Herrera, la insatisfacción o sensación de vulnerabilidad en los adolescentes se incrementa en la medida que no cuentan con una adecuada contención. “Intervenir oportunamente permite entregar herramientas y habilidades al adolescente y/o familia para actuar de manera efectiva y evitar problemas futuros.  Para esto tenemos la psicoterapia, un espacio que facilita los procesos de cambio y se enfoca en estrategias para resolver los problemas. Si tenemos una detección y tratamiento temprano, podemos evitar la medicalización excesiva, y hacer uso de otro tipo de soluciones que aportarán al bienestar psicológico”, añade.

Asimismo, la especialista agrega que es importante desmitificar que los niños o jóvenes que van a terapia son casos más complejos. “Debemos avanzar y uno de los desafíos que tenemos es cuidar de nuestra salud mental, al igual como lo hacemos con la salud física. En consulta hemos visto que han aumentado las atenciones en este grupo etario, lo que nos da cuenta de la preocupación de los padres y cuidadores por sus hijos”, asegura.