- Se trata de una supervisión de salud que entrega la oportunidad a los padres de resolver dudas que se presentan respecto de los cuidados y evolución normal del niño. Según el pediatra de Vidaintegra, Jaime Cisneros, el especialista a cargo verifica que el menor se está desarrollando bien de acuerdo a su edad.
¿Mi hijo está teniendo un correcto desarrollo del lenguaje? ¿Tiene probabilidades de padecer enfermedades crónicas? ¿Presenta un desarrollo psicomotor de acuerdo a su edad? Son algunas preguntas que todos los padre se hacen cuando sus hijos comienzan a crecer y que forman parte de las respuestas que busca entregar el Control del niño sano.
Según el Dr. Jaime Cisneros, pediatra de Vidaintegra, este control es una atención integral, sistemática y periódica proporcionada a niños y niñas con el objetivo de vigilar su normal crecimiento y desarrollo. “Entrega acciones básicas de promoción y prevención de la salud desde los 0 a 9 años. Esta actividad es realizada por un profesional médico y/o enfermera o matrona en el caso de los recién nacidos”, precisa el especialista.
Objetivos
El pediatra de Vidaintegra asegura que uno de los objetivos del control es contribuir a la salud y el desarrollo integral de niños y niñas menores de 10 años, en su contexto familiar y comunitario, a través de actividades de fomento, protección, prevención, recuperación de la salud y rehabilitación, que impulsen mejor la calidad de vida. “Nos permite identificar al interior de la población infantil, grupos vulnerables y focalizar los recursos disponibles. También promover la pesquisa de factores de riesgo y el fortalecimiento de factores protectores en la población infantil, especialmente en la gestación y nacimiento, e intervenir oportunamente para minimizar los efectos del rezago o déficit del desarrollo a corto y largo plazo”, asegura el Dr. Cisneros.
Exámenes
En general, durante la consulta con el especialista, independiente de la edad del menor, se le realiza un examen físico completo, además de controles sobre el estado nutricional. Se evalúa el desarrollo psicomotor, se realiza una evaluación psicológica y social, se revisa el estado de vacunación, la vista y el oído. De acuerdo a la edad, se realiza una valoración del lenguaje, marcha, desarrollo sexual y aspectos psicológicos. En caso de ser pertinente, y derivado del examen clínico, se realiza muestra de hemograma, perfil bioquímico, tiroideo y/o lipídico, radiología o derivación a especialistas.
“Un menor no controlado se expone a la posibilidad de no poder detectar en él falencias nutricionales, sensoriales o del desarrollo psicomotor. Control de vacunación, enfermedades crónicas no contagiosas como hipertensión arterial, diabetes o síndromes metabólicos evitables en la infancia. Pierden la opción del seguimiento en el crecimiento”, advierte el especialista.
Frecuencia del control
El control del niño sano durante el primer año de vida debe ser mensual. Desde el año cumplido a los dos años de edad, debe realizarse cada dos meses. Posteriormente, se realiza trimestralmente en los menores de tres a cinco años, y dos controles al año desde los seis a los nueve. Durante la pubertad, se recomienda cuatro controles al año.
Para tener presente
El Dr. Cisneros sostiene que los padres deben fijarse durante el primer año de vida del menor, en su desarrollo pondoestatural, que tiene que ver con la relación peso-estatura, además del desarrollo psicomotor y sensorial. Es decir, aprender cómo debe ser el canal de crecimiento esperado y qué habilidades debe comprobar el hijo según la edad (fijar mirada, risa, reflejos, entre otros). Al tercer mes, se puede descartar displasia de caderas, mientras que desde el quinto se debe poner atención a las habilidades sociales de la familia (horarios, lugares de dormir, comida, etc.). Finalmente, al año de vida se debe fijar en el desarrollo del lenguaje, la marcha y la autonomía en las habilidades psicomotoras.