- Los recién nacidos y los adultos mayores son quienes más deben cuidarse de los cambios de frío a calor y viceversa.
Tras la lluvia, la temperatura baja y el ambiente se vuelve propicio para el desarrollo de enfermedades respiratorias, por ello es primordial el autocuidado para nuestra salud y la de nuestra familia, especialmente la de los más pequeños (recién nacidos, lactantes y preescolares) y los adultos mayores que suelen ser los más vulnerables a éste tipo de patologías.
“Existen personas que también son más proclives a presentar enfermedades respiratorias: personas con asma o enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), ellos deben tener mayores cuidados debido a que suelen descompensarse con cuadros gripales. La bronquitis, el asma y la neumonía comienzan a aumentar con el frio, los cambios de temperatura y la humedad”, subraya Dennisse Brito, académica de la Facultad de Enfermería de la U. Andrés Bello.
La enfermera enfatiza que los cambios de temperatura brusco de un ambiente cálido a uno frio y viceversa, además de virosis respiratorias, exacerban las crisis asmáticas y enfermedades respiratorias. “Esto se produce ya que en general en la vía respiratoria, los senos paranasales’ y la nariz cumplen la función de humedecer y calentar la temperatura del aire que respiramos y que llega a la parte bronquial y alveolar del pulmón. Los cambios de frío a calor y viceversa modifican la aptitud de los senos paranasales para calentar y modificar el aire, y al mismo tiempo llega a los bronquios aire menos procesado”, explica.
Por ello, la profesional sugiere una serie de medidas para no enfermarnos, principalmente cómo evitar los cambios bruscos de temperatura:
1.-Respirar por la nariz, en caso de obstrucción nasal es preferible usar una bufanda que cubra nariz y boca, respirando a través de ella o respirar con la boca entre abierta con la lengua hacia el paladar.
2.- Evitar el exceso de calefacción y cuando se salga a la calle o a otro lugar más frio, abrigarse de manera de compensar el cambio de temperatura.
3.- Evitar los lugares cerrados, con poca ventilación y con muchas personas como los “mall”, hospitales o lugares muy frecuentados.
4.- No abusar de los humidificadores (aparatos que humedecen el ambiente).
5.- Ventilar las habitaciones al menos una vez al día y cerrar las ventanas antes del atardecer.
6.- No exceder el abrigo en los niños, ya que la sudoración también es perjudicial y produce enfriamiento.
7.- En el caso de las personas que realicen deporte al aire libre es necesario preocuparse de utilizar la vestimenta adecuada para realizar dicha actividad (en caso de hacerlo en el exterior, cubrir las vías aéreas) y eliminar el exceso de sudor. En la medida de lo posible, usar una pequeña toalla que ayudará a eliminar el sudor y así evitar su acumulación.
8.- Al realizar deporte nuestra temperatura corporal aumenta, por ello al dejar de hacerlo debemos cubrirnos con más vestimenta para seguir manteniendo más o menos la misma temperatura y así evitar los descensos bruscos.
9.- Lavarse las manos con frecuencia es un acto que siempre protegerá nuestra salud.