Problemas lumbares e incluso malformaciones de la espalda pueden ser provocados por pesos excesivos en los más pequeños, más aún cuando hablamos de las mochilas escolares que no siempre son aptas para la edad ni la contextura de los niños.
El mercado de las mochilas se ha vuelto cada vez más diverso. Opciones de colores, tamaños y características tan variadas, que muchas veces pueden empañar la decisión correcta al momento de la compra, en especial cuando éstas son para nuestros niños.
El principal problema de una mala elección es la alteración de la postura normal, señala Alvaro Quiroz, docente de la Escuela de Pedagogía en Educación Física de la Universidad del Pacífico y magister en Fisiología del Ejercicio. “Esto podría generar desde pequeños dolores a nivel del cuello o la parte baja de la columna, hasta en situaciones más extremas, descompensaciones musculares importantes y/o alteraciones a nivel de la columna como por ejemplo escoliosis”, afirma.
Entonces ¿cuál es el peso, modelo y uso adecuado para cada etapa escolar? El primer consejo es poner atención sobre el porcentaje del peso de la mochila en relación al niño.
“En general, y no sólo para los niños, el peso de la mochila debe corresponde aproximadamente al 10% del peso corporal de la persona que la usa. Es decir, si un niño pesa 50 kilos, la mochila que utiliza debería pesar aproximadamente unos 5 kilos”, explica el especialista.
Para la etapa pre escolar, Álvaro Quiroz dice que “en general es más recomendable que los niños utilicen mochilas con tirantes, es decir, las que cargan en su espalda, porque distribuyen mejor el peso, siempre y cuando no la sobrecarguemos y se utilice con ambos tirantes”.
En cuanto al tamaño, el experto indica que esta no debe ser superior al tronco del niño. “Además, cuando se use, debe estar al centro de la espalda y no más abajo de la cintura”, precisa.
También es recomendable atender el tema de los tirantes. “Estos deben ser anchos y con material cómodo. Y no es recomendable en ninguna edad el uso de tirantes delgados, ya que podrían disminuir el flujo sanguíneo hacia los brazos o manos y provocar adormecimiento si se usan por un largo tiempo”, puntualiza.
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