- Este cambio, aunque parezca mínimo, puede afectar nuestro organismo, desde el sueño y alimentación hasta nuestro ánimo y actividad sexual, afirmó el psicólogo Francisco Flores., director de la ONG Mente Sana.
Nuestro cerebro tiene un regulador horario, que se orienta mediante la luz solar y nuestra rutina derivada de ello, activando un ciclo diario que afecta a los niveles de las hormonas: cortisol, de crecimiento, consolidación de la memoria adquirida y el resto de relojes internos, entre ellos el de la presión arterial, el ritmo cardiaco o los periodos de sueño y vigilia.
Según el director de la ONG Mente Sana – http://www.ongmentesana.cl/– , Francisco Flores: “Cualquier cambio en nuestros hábitos requiere de un proceso de adaptación, para que el organismo logre incorporar estas modificaciones. Estos cambios afectan de distinta manera de acuerdo a la edad de la persona, siendo los niños y los adultos mayores los que pudieran presentar mayores dificultades para este ajuste”.
Esto es lo que ocurrirá el próximo sábado 13 de mayo con el cambio de hora en el país, (excepto la región de Magallanes) cuando debamos atrasar nuestro reloj. Lo aconsejable es prepararnos e intentar que este cambio se desarrolle de manera gradual, para que el desequilibrio sea breve.
El cambio horario puede implicar trastornos en el sueño, los hábitos alimenticios y el estado de ánimo, los que pueden llevar a aumentar el cansancio, la irritabilidad, la falta de concentración o estados depresivos. Pero en general se trata de síntomas leves y pasajeros hasta lograr la adaptación adecuada, que no debiera ser más allá de una semana.
Al afectar el estado de ánimo de las personas, puede interferir de esta manera, en las relaciones íntimas con la pareja, disminuyendo nuestra frecuencia. “El cansancio, que provoca somnolencia, cambios de ánimo, irritabilidad, mal humor, dificultad de atención, repercute a su vez en una disminución de la libido. Las personas pueden sentirse particularmente cansados para la actividad sexual”, afirmó Flores.
No obstante, cabe hacer notar que los efectos del cambio de hora son más psicológicos que orgánicos. Lo importante es entender que el impacto de la mayor ausencia de luz, provoca mayor retraimiento social que puede generar dinámicas de trastornos del ánimo, sobre todo a personas con problemas emocionales ya existentes y/o con trastornos del sueño previos
Algunas medidas para enfrentar esta alteración horaria de buena forma son:
- Comenzar a hacer estos cambios en el sueño unos 3 ó 4 días antes del cambio de hora, de manera de estar más preparados para cuando se realice. Por ejemplo, acostarse 20 minutos antes de lo habitual.
- Apagar la TV más temprano de lo acostumbrado.
- No utilizar móvil, computador o tablet antes de acostarse porque tienen demasiada luz y alteran las pautas del sueño.
- No dormir la siesta durante unos días.
- No variar los hábitos alimenticios, evitando las comidas tardes y pesadas que son incompatibles con un descanso adecuado.
- Haz bien la digestión tras la cena; deja pasar al menos 2 horas antes de ir a dormir.
- Practicar ejercicio físico moderado, pero no inmediatamente antes de dormir.
- Evitar el consumo de alcohol, así como el de café y bebidas colas, a últimas horas de la tarde.
- Si los síntomas persisten más de una semana consultar con un especialista.
- Adaptar nuestra casa: bajan las temperaturas, hay menos horas de sol y es necesario acomodar nuestra casa al cambio de clima. Se acaba el otoño y el calor, y se debe pensar en la calefacción. Dejar las cortinas y persianas levantadas para airear nuestra casa durante el día, sobre todo dormitorios limpios, ventilados y ordenados.