• Sufrir dolor en la rodilla es muy desagradable. La buena noticia es que las lesiones se pueden prevenir y tienen solución. Para entender más de este tema, el Traumatólogo de Clínica Ciudad del Mar, Dr. Rodrigo García, nos entrega algunos lineamientos.

La artroscopia de rodilla es un procedimiento que comenzó en la década de los 70 en Japón. Esta técnica se emplea en nuestro país desde los años 90. Se trata de una cirugía mínimamente invasiva, donde en la rodilla del paciente se introduce un sistema de óptica de 4 milímetros conocido como artroscopio, para que un especialista pueda revisar toda la articulación, realizando un diagnóstico más acabado y tratamiento en ese mismo momento.

Según nos comenta el Traumatólogo de Clínica Ciudad del Mar, Dr. Rodrigo García, hay algunos pacientes que son más propensos a sufrir problemas a la rodilla. En primer lugar, podemos encontrar a aquellas personas jóvenes que realizan deportes de alto impacto. En estos casos la mayoría de las lesiones son de origen traumático. Generalmente se trata de roturas de meniscos, que frecuentemente están asociadas a lesiones de ligamentos cruzados.

Luego están aquellas personas que ya cumplieron los 40 años, puesto que a esta edad el menisco comienza a gastarse, produciendo las meniscopatías degenerativas. La cirugía por elección es la artroscopia, ya que permite realizar un diagnóstico adecuado y efectuar el tratamiento que contempla extirpar lo dañado.

Un tercer tipo de paciente, que a la vez viene siendo el más complejo, son aquellas personas jóvenes que sufren lesiones de cartílagos traumáticas o desalineamiento de la rótula. Acá, la artroscopia también es la solución porque a través de ella se evalúa el estado del cartílago, se realizan técnicas de raspado o perforaciones y aunque es menos frecuente, en algunos casos, hay que optar por el injerto.

En cuanto a las ventajas que tiene la artroscopia respecto de la cirugía convencional, destaca la evaluación diagnóstica precisa, al observar en forma directa las posibles lesiones, además de que en el mismo acto quirúrgico se realizan los tratamientos adecuados a cada patología para solucionar problemas de meniscos, cartílagos y ligamentos cruzados, permitiendo también la toma de biopsias.

La rehabilitación también es muy rápida, debido a las pequeñas incisiones y a la duración de la intervención, puesto que una artroscopia normal puede realizarse en un periodo de 45 minutos y/o una hora. Por otra parte, no es necesario ningún tipo de inmovilización, sólo el uso de bastones cuando el cartílago está muy dañado.

En la mayoría de los casos y siempre y cuando el cartílago esté en buenas condiciones, el paciente podrá volver a hacer su rutina normal en el periodo de un mes, realizando incluso algún tipo de deporte moderado como ir al gimnasio, natación y/o bicicleta. Diferente es el panorama cuando el problema se presenta a nivel de ligamento cruzado, donde el retorno deportivo se produce alrededor de los tres meses posteriores a la artroscopia.

Algunas recomendaciones para evitar las lesiones a la rodilla son: mantenerse en un peso adecuado, realizar deporte de impacto moderado, utilizar un buen calzado y controlarse con su médico tratante, eventualmente un traumatólogo, para que evalúe las diferentes articulaciones. En aquellas personas sobre los 40 años se recomienda evaluación de un cardiólogo. Finalmente, en aquellos casos que la persona realice alguna actividad física de manera más frecuente, deberá apoyarse con algún entrenador, que pueda orientarlo a ajustar la frecuencia e intensidad de su práctica deportiva.